C(H)ARÁCTER
sujeto-Permítame presentarme, me llamo Marcus Robert, vivo a unas cuantas
casas de aquí y soy doctor especializado en cirugías plásticas.
-Yo soy Katherine Hegg, y le agradezco su interés, pero no tengo el dinero para
pagar una cirugía, al menos no en este momento.
-Pues eso no va ha ser un problema Katherine, si me permite llamarla así- la chica
asintió cortésmente- Verá, yo le puedo dar un plazo para que me pague el dinero, y
si no queda complacida con el trabajo, le encimaré otra cirugía totalmente gratis;
quizá podría caerle bien un ligero aumento en los labios.
-No lo se, me parece un poco apresurado.
-Le diré qué haremos Katherine: le voy a dar dos días para que reflexione al
respecto, y luego me llamará para hacerme saber su decisión, ¿Le parece bien?
- Perfecto, lo estaré llamando en dos días doctor; hasta entonces.
-Fue un placer charlar con usted querida, que tenga una tarde agradable.
Cada uno continuó su camino; una chica fantaseando con un buen mozo doctor e
imaginándose lo bella que podría llegar a ser, y un cirujano pensando en lo bella
que podría convertir a una jovencita.
A los dos días del encuentro, Katherine le marcó al doctor; mientras el timbre del
teléfono retumbaba en sus oídos, la sangre se concentró en sus mejillas, las orejas
se le calentaron, empezó a temblar un poco y su pulso aumentó velozmente.
-Buenas tardes, habla con el doctor Marcus Robert, ¿con quién tengo el gusto?
-¿Cómo está usted doctor?, habla con Katherine Hegg- Balbuceó la muchacha de
una manera entrecortada.
-Oh, señorita Katherine, qué grata sorpresa. Temía que se le olvidara llamarme;
¿cómo ha estado?
-Muy bien Doct . – interrumpió atrevidamente el doctor.
-Por favor, llámeme Marcus.
-De acuerdo. Marcus, he pensado en su propuesta, y tras analizar muy bien mis
opciones y los riesgos, decidí realizarme la cirugía.
-Qué buenas noticias Katherine, son excelentes. Ahora que usted se ha decidido,
necesito que me diga quién tiene el brazo, o si es el caso, la porción de piel que
usted desea. Le explicaré; como es tan demorado esperar a que la persona
adecuada para extraer los órganos muera, y sobre todo en un pueblo pequeño
como éste; ingenié una forma para evitar esa espera y obtener órganos más
frescos; yo mismo asesino a quien posee esa parte que usted gusta, y ese beneficio
va por cuenta mía; usted no se tiene que preocupar por cuestiones de dinero.
-Dios mío Marcus, que ingeniosa idea; aparte de buen mozo y adinerado, brillante;
usted lo tiene todo- La muchacha se apenó al darse cuenta que había pensado en
voz alta.
-Muchas gracias Katherine, aprecio su cumplido, especialmente siendo usted una
dama tan fina y decente. Pero bueno, dejando a un lado los cortejos, dígame quién
va a ser la afortunada que done la piel para la cirugía.
-No lo había pensado, ¿puede ser quién yo desee?
-Por supuesto- Respondió Marcus.
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