vitamina X, vitamina Y y, créanlo o no, vitamina Z. Las únicas dos vitaminas que no contiene son la
vitamina S, porque le pone a uno enfermo, y la vitamina H, porque hace que le crezcan a uno cuernos en
la cabeza como a un toro. Pero sí tiene una dosis muy pequeña de la vitamina más rara y más mágica de
todas: la vitamina Wonka.
—¿Y ésa qué le hará? —preguntó ansiosamente el señor Tevé. —Hará que le crezcan los dedos de los
pies hasta que sean tan largos como los de las manos... —¡Oh, no!—gritó la señora Tevé.
—No sea tonta —dijo el señor Wonka—. Es algo muy útil. Podrá tocar el piano con los pies. —Pero,
señor Wonka... —¡No quiero discusiones, por favor! —dijo el señor Wonka. Se volvió y chasqueó tres
veces los dedos en el aire. Inmediatamente un Oompa-Loompa apareció junto a él. —Sigue estas órdenes
—dijo el señor Wonka, dándole al Oompa-Loompa un pedazo de papel en el que había escrito las
instrucciones precisas—. Y encontrarás al niño en el bolsillo de su padre. ¡Ya pueden irse! ¡Adiós, señora
Tevé! ¡Adiós, señor Tevé! ¡Y, por favor, no se preocupen! Todos aparecen en la colada, ¿saben?, todos y
cada uno...
En un extremo de la habitación, los Oompa-Loompas estaban junto a la cámara gigante tocando ya sus
diminutos tambores y empezando a saltar arriba y abajo siguiendo el ritmo.
—¡Ya está otra vez! —dijo el señor Wonka—. Me temo que no se pueda impedir que canten.
El pequeño Charlie cogió la mano del abuelo Joe, y los dos se quedaron de pie, junto al señor Wonka, en
medio de la larga y brillante habitación, escuchando a los Oompa-Loompas. Y esto es lo que cantaron:
Hemos aprendido algo primordial,
Algo que a los niños les hace mucho mal.
Yeso es que en el mundo no hay nada peor
Que sentarles frente a un televisor.
De hecho, sería muy recomendable
Suprimir del todo ese trasto abominable.
En todas las casas que hemos encontrado:
Absortos, dormidos, casi idiotizados,
Mirando la tele corno hipnotizados,
Con los ojos fijos en esa pantalla
Hasta que sus órbitas parece que estallan,
(A ver vimos algo que aterra y asombra:
Seis pares de ojos rodar por la alfombra.)
Sentados mirando, mirando sentados,
Parecen de veras estar hechizados.
Borrachos de imágenes, ahítos de ruido
,Ciegos y atontados y reblandecidos.
Oh, sí, ya sabemos que les entretiene
Y que por lo menos quietos les mantiene.
No gritan, no lloran, no brincan, no juegan,
No saltan ni corren, tampoco se pegan.
A usted eso le da mucha tranquilidad,
Es libre de hacer muchas cosas, verdad?
Mas yo le pregunto, ¿ha pensado un momento
Para qué le sirve a su hijo este invento?
¡LE PUDRE TODAS LAS IDEAS!
¡MATA SU IMAGINACIÓN!
¡HACE QUE EN NADA, NADA CREA!
¡DESTRUYE TODA SU ILUSION!
SU POBRE MENTE SE TRANSFORMAEN
UN INUTIL REFLECTOR
CON VER FIGURAS SE CONFORMA,
¡NO SUEÑA, NI EVOCA, NI PIENSA, .SEÑOR!
«¡Muy bien!», dirá usted,
«¡.Muy bien!», gritará,
Mas sí nos llevamos el televisor,
¿Qué haremos en cambio, que se les dará
Para mantenerlos en orden, señor?