-Pues ¿sabe usted? -repuso acariciándose la papada-. Como es natural, no puede
esperarse que se tranquilice estando a punto de cambiar y de separarse, y todo eso. La
muerte de Barkis no lo retrasaría demasiado, pero sí su es tado crónico de enfermedad. En
todo caso, es una situación equívoca, como puede usted ver
-Sí, lo veo.
-En consecuencia, Emily está un poco preocupada, y hasta inquieta, quizá más que
nunca. Parece amar cada vez más a su tío y sentir más vivamente el separarse de todos
nosotros. Si le digo una palabra bondadosa se le saltan las lá grimas, y si usted la viera
con la niña de Minnie, no podría olvidarlo jamás. Es extraordinario -dijo míster Omer reflexionando- lo que quiero a esa niña.
La ocasión me pareció propicia para preguntarle a míster Omer, antes de que volvieran
Minnie y su yerno a interrumpimos, si sabía algo de Martha.
-¡Ah! -dijo sacudiendo la cabeza con abatimiento, Nada bueno. Es una historia triste
por cualquier lado que se mire. Nunca he creído que esa muchacha esté corrompida; no lo
diría delante de mi hija Minnie; se enfadaría; pero yo no lo he creído nunca.
Míster Omer percibió los pasos de su hija, que yo no había sentido todavía, y me tocó
con la pipa, guiñándome un ojo como adverte