natural o carbón) como de la fisión nuclear del Uranio u otro combustible
nuclear.
Las centrales que en el futuro utilicen la fusión también serán centrales
termoeléctricas. En su forma más clásica, las centrales termoeléctricas
consisten en una caldera en la que se quema el combustible para
generar calor que se transfiere a unos tubos por donde circula agua, la
cual se evapora. El vapor obtenido, a alta presión y temperatura, se
expande a continuación en una turbina de vapor, cuyo movimiento
impulsa un alternador que genera la electricidad.
En las centrales termoeléctricas denominadas de ciclo combinado se
usan los gases de la combustión del gas natural para mover una turbina
de gas. Como, tras pasar por la turbina, esos gases todavía se
encuentran a alta temperatura, se reutilizan para generar vapor que
mueve una turbina de vapor. Cada una de estas turbinas impulsa un
alternador, como en una central termoeléctrica común.
Planta nuclear
Central Nuclear
Las centrales térmicas que usan combustibles fósiles liberan a la
atmósfera Dióxido de carbono (CO2), considerado el principal gas
responsable del calentamiento global. También, dependiendo del
combustible utilizado, pueden emitir otros contaminantes como Óxidos
de azufre (II, IV y VI), Óxidos de nitrógeno, partículas sólidas (polvo) y
cantidades variables de residuos sólidos.
Las centrales nucleares pueden contaminar en situaciones accidentales
y también generan residuos radiactivos de diversa índole. Una central
nuclear es, por tanto, una central térmica en la que actúa como caldera
un reactor nuclear. La energía térmica se origina por las reacciones de
fisión en el combustible nuclear formado por un compuesto de uranio.
El combustible nuclear se encuentra en el interior de una vasija
herméticamente cerrada. El calor generado en el combustible del
reactor y transmitido después a un refrigerante se emplea para producir
vapor de agua, que va hacia la turbina, transformándose su energía en
energía eléctrica en el alternador.