LA CIENCIA
Nacida en 1920 en Londres, Inglaterra, Rosalind Franklin obtuvo un Ph.D. En química física de la Universidad de Cambridge. Aprendió cristalografía y difracción de rayos X, técnicas que aplicó a las fibras de ADN. Una de sus fotografías proporcionó información clave sobre la estructura del ADN. Otros científicos lo usaron como evidencia para apoyar su modelo de ADN y tomaron el crédito por el descubrimiento. Franklin murió de cáncer de ovario en 1958, a los 37 años.
Susan Jocelyn Bell Burnell es la astrofísica británica que descubrió de la primera radioseñal de un púlsar. Nació en el año 1943, en Belfast, Irlanda del Norte y su descubrimiento fue parte de su propia tesis. Sin embargo, el reconocimiento sobre este descubrimiento fue para Antony Hewish, su tutor, a quien se le otorgó el premio Nobel de Física en 1974. Este injusto acto, que aunque como ya vimos no es nada nuevo, fue cuestionado durante años, siendo hasta hoy un tema de controversia.
También de origen estadounidense, Barbara McClintock nació en Hartford en el año 1902 y falleció en 1992, dejando un importante descubrimiento en el campo de la genética. Barbara se especializó en la citogenética y obtuvo un doctorado en botánica en el año 1927.
A pesar de que durante mucho tiempo, injustamente sus trabajos no fueron tomados en cuenta, 30 años más tarde se le otorgó el premio Nobel por su excepcional e increíblemente adelantada para su época: teoría de los
genes saltarines, revelando el hecho de que los genes eran capaces de saltar entre diferentes cromosomas.
Hoy, este es un concepto esencial en genética
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