Ceatoleí Revista Ceatoleí Nº1 - 2017 | Page 13

CABALLERO CRUZADO E l apego de Germán Becker Ure- ta con el Club Deportivo Uni- versidad Católica se remonta a una infancia feliz e inquieta que coinci- dió con la fundación de nuestros colores en abril de 1937. Como anécdota siem- pre decía que él, junto a su entrañable amigo Salo San Miguel, fueron los pri- meros niños en hacerse socios del Club Deportivo Universidad Católica. Apenas se empinaban sobre los nueve años. Como tantos, no tardaba en recono- cer que la figura de Sergio Livingstone lo atrajo como un imán a La Católica y desde esa admiración brotó, casi como consecuencia lógica, un compromi- so que con los años colmaría de ideas, trabajo y talento. La época románti- ca del fútbol y los recordados Clásicos Universitarios lo tuvieron en infinidad de ocasiones como protagonista. Su talento se volcó a la preparación de los espectáculos que la barra de la UC presentaba ante del inicio de juego y que dan cuenta de una época donde la riva- lidad no traspasaba más allá del terreno de las sanas bromas. Con la llegada de los 90 su mente inquieta ideó una inicia- tiva que hasta hoy se eleva con fuerza en el Club. Don Germán fue el creador de la Orden de Los Cruzados Caballeros para salvaguardar la misión y legado. Director de teatro, cineasta y creati- vo inagotable, dejó huella en múltiples 13 disciplinas y tal como él reconocía hace algunos años: “Nací el 8 de junio de 1927, en la calle Maestranza, hoy Portugal y antiguamente Calle de las Ollerías, sien- do Presidente de la República el general Carlos Ibáñez del Campo y arzobispo de Santiago monseñor Crescente Errázuriz Larraín”, tal vez por eso nunca impre- sionó que llegara a la UC donde atesoró imborrables conversaciones con mon- señor Carlos Casanueva. El Club Deportivo Universidad Católica lamenta profundamente la partida de don Germán Becker Ureta y a modo de póstumo homenaje comparte en estas páginas el discurso que Los Cruzados Caballeros le entregaron en su adiós. Querido Germán… Desde este lugar que conociste bien y que hoy hemos elegido para tu adiós, comienzo estas palabras destacando la capacidad que en vida fuiste capaz de demostrar con ese amor irrestricto a nuestro Club, el Club Deportivo Universidad Católica. Tener la responsabilidad de hablar en nombre de la Orden de Los Cruzados Caballeros es un desafío porque lo hago frente a quien ideó todo y frente a quien se destacó en vida como una luz inagotable de creatividad. Sin temor a equivocarme puedo afirmar que estos colores fueron tu primer amor, ese inocente que surge en la niñez y cómo no, si cada vez que hablabas de la UC contabas cómo con Salo San Miguel y cuando aún no cumplían 10 años, se transformaron en los primeros Niños-Socios de nuestra institución. Niños de pantalón corto que miraban este incipiente club con la curiosidad del que se trepa a la ventana para ver qué está pasando adentro. Hay elementos comunes para muchos de los que estamos acá. Esas ganas de ser parte de La Católica fueron g eneradas en bue- na instancia por Sergio Roberto Livingstone, el primer gran ídolo del Club, aquel que se transformó en el imán para tantos y que seguro te recibió en el cielo con el abrazo fraterno del reencuentro entre dos amigos. Llévale nuestro saludo y dile que el Club y lo que juntos ustedes forjaron crece firme, proyectándose con claras expectativas. Vuelvo a tu niñez porque allí se forjó el talento de un joven inquieto, sensible y de una creatividad sin límites. Germán Becker Ureta se transformaría con los años en una de las mentes más fecundas del país y con una generosidad genuina en una fuente inago- table de ideas e iniciativas para el Club. Tu mente inquieta que siempre logró eco en las tablas del teatro, se instaló también en cada rincón del Estadio Nacional. Eran otros tiempos, era una época en la que los espectáculos a pulso, pero no por ello menos llamativos y espectaculares se volvían incluso más trascendentales que los 90 minutos de juego de los Clásicos universitarios. Hemos escuchado a tantos referirse a ti, hemos sido testigos de cómo marcaste a muchos con el contagio que las buenas ideas suelen expandir. Tu necesidad de crear no descansaba y es que seguramente mientras dormías tu mente ya proyectaba la siguiente creación y lo bendito de aquello es que muchas veces esas iniciativas tenían que ver con el Club Deportivo Universidad Católica. Fue así como en el inicio de los noventa llegaste con otra idea, una que tal vez a simple vista emergía como una locura, pero quien podría negar que la creatividad en su estado más puro no tiene un poco de aquello o si prefieren vestirla de manera más elegante: genialidad… Querías crear la Orden de Los Cruzados Caballeros, una instancia que estuviera al servicio de quien liderara el Club u que tal como en las órdenes de caballería fuera el sustento moral e histórico para las iniciativas que el príncipe dictaba. Y la diseñaste sin dejar nada al azar, le diste sustento mientras nosotros mirábamos con asombro como nuevamente imprimías tu sello en La Católica. Querido Germán, entrañable amigo, lo hiciste tan bien que hoy casi todos estamos aquí y lucimos con orgullo nuestro escudo, nuestra mística y todo lo que se denomine Cruzado Caballero. Tu experiencia se volvió cada vez más generosa y para el Club dabas todo siempre sin pedir nada a cambio, seguramente esa ge- nerosidad hizo que tu huella sea muy profunda y que hoy cientos estemos en tu adiós. Quién gritará el Ceatoleí cada vez que lo necesitemos, quién será la mente inquieta que pondrá el corazón a las cosas cuando haya que teñirlas de azul y blanco, a quién recurriremos cuando haya que crear y las ideas dejen de serlo para transformarse en conceptos. Ojalá pudiera dar respuesta a estas preguntas, pero soy incapaz. Por eso y con la confianza que te tuve te pediré un último favor. Desde el cielo guíanos para seguir por la senda que ha marcado durante ochenta años el transitar del Club Deportivo Universidad Católica. Hasta pronto amigo, hasta pronto Germán, hasta pronto primer y único Cruzado Caballero. Manuel Díaz de Valdés O. Maestre de la Orden de los Cruzados Caballeros.