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DESARROLLO PRODUCTIVIDAD DE LA TIERRA Y VOCACIÓN FORESTAL L a tierra es dinero, poder, identidad y vida, por eso hay tantas posicio- nes confrontadas en torno a lo que hacemos con ella. Estudiando las características de los suelos en Bo- livia, podremos ver que las tierras de vocación agrícola, a nivel Santa Cruz, no llegan al 7%, y a nivel Bolivia, no llegan al 10%. Constantemente se habla de la ineficiencia de la producción agrícola, y se la compara con la de otros países como Argentina o Paraguay, donde, en el caso de la soya y trigo, se produce aproximadamente el doble que en Bolivia. Qui- zás en alguna medida haya elementos o caren- cias de eficiencia o de tecnología, pero es nece- sario reconocer que nuestras tierras no son de vocación agrícola. “El año 2001, 41 millones de hectáreas fueron declaradas de producción forestal permanente. Fuera de alrededor de otros 10 millones de hec- táreas que constituyen las reservas forestales. Son dos cosas diferentes. Casi la mitad del país es de vocación forestal”, afirma Alcides Vadillo, director regional de la Fundación Tierra. 36 EDICIÓN 235 EL CAMBIO DE USO DE SUELO En la actualidad, tierras forestales han sido declaradas como tierras fiscales, autorizando asentamientos humanos, desmontes y quemas; más de un millón de hectáreas en la chiquita- nia, y 800 mil hectáreas en el Beni, son parte del panorama que devela la situación actual. “No se trata de que las tierras forestales de la chiquitania o los castañales que hay en Pan- do o en Riberalta no se los entregue a nadie, o se las den a empresas madereras. Se trata de saber que, si vas a dar un derecho, sea de apro- vechamiento del recurso o sea de propiedad, la gente que lo adquiere, tiene que conservar la vocación de uso del recurso”, apunta Alcides Vadillo. En este sentido, también se debe adecuar la extensión en función del uso que va a tener la tierra, para que la gente pueda vivir de eso. No se puede vivir de un uso forestal con 50 hectá- reas. “Si entregas derecho de aprovechamiento de esos recursos, es necesario que la des en las extensiones que se requieren para que el uso sea sostenible”, acota nuestro entrevistado. Alcides Vadillo. Director Regional de Fundación Tierra “Si la condición es: tumbo el monte y siembro caña, pongo pasto, gano dinero. Y si conservo el árbol no gano nada. Si esa es la disyuntiva del poblador rural, esta claro cual va a terminar siendo su decisión”. CONTACTO ECONÓMICO | SEPTIEMBRE 2019