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Conforme avanzábamos en el trayecto las dificultades se nos iban presentando, las lluvias avizoraban un trayecto muy difícil, la altura y el frio nos afectaba, la necesidad de descanso se presentaba por la falta de costumbre de realizar esfuerzo físico, la geografía nos retaba a cruzar sus caminos, pero lo más inesperado y curioso fue la presencia del ganado del lugar presentándose en el momento como un gran obstáculo ante nosotros y que llevaría a algunos a sentir temor provocando las más inesperadas reacciones.
Avanzábamos, pero no veíamos a la Laguna 69 cerca, sentíamos que eran momentos interminables con la exigencia de un camino cada vez más accidentado y empinado. Algunos desistieron y se quedaron, pero los demás continuamos.
A pocos kilómetros de llegar, la frustración y el cansancio se juntaron, pero el aliento de los turistas que ya regresaban de la aventura nos impulsaba a continuar, a no rendirnos y así lo hicimos.
Al ver a los lejos un espacio turqueza entre la maleza y las rocas, las palabras quedaron demás y acompañados del silencio sentimos la alegría y la emoción de haberlo logrado. La Laguna 69 estaba frente a nosotros, mostrándonos que todo lo afrontado realmente valió la pena. Ya alrededor de ella, acompañados de personas de diferentes nacionalidades, pudimos sentir el gozo de ser parte del pequeño grupo humano que logró el gran desafío que significaba llegar y que tiene el privilegio de apreciar tanta belleza única y excepcional.
La enseñanza que nos llevamos es que a veces consideramos que no somos capaces de lograr muchas cosas o nos ponemos limites antes de haberlo intentado, pero en verdad les decimos que nada es imposible y que el sentimiento de haber cumplido un reto, es único y nadie nos lo quitará. Ahora podemos decir: ¡LO LOGRAMOS!
Redactoras : Maryfe Bernuy Chávez / Liliana Peralta Terrel