CCRES El Boletín Julio - Agosto | Page 21

INTERÉS SECTORIAL darnos en este devenir es dar vuelta la página y arrancar una nueva etapa que, por otro lado, tiene reglas de juego absolutamente diferentes. El contexto ha cambiado. Las perspectivas económicas no son las mejores. Las finanzas familiares y la de las compañías también han sufrido un embate. Las pautas de consumo y los criterios a la hora de gastar han sentido un cimbronazo y la actividad comercial lo percibe a diario en las ventas. Salvo honrosas excepciones, la mayoría de los rubros tiene un desafío gigante que tiene que ver con armar una estrategia comercial en forma urgente. ESTRATEGIA Para armar dicha estrategia, tal vez valga la pena refrescar los conceptos más básicos. Por ejemplo, una alternativa relevante es volver al abc y diseñar una táctica diferenciando a los clientes actuales, los inactivos y los potenciales. Cada una de esas categorías de clientes merecen ser abordadas con sus propias particularidades. A los primeros, esos con los que se viene operando con normalidad, al menos hasta momentos antes del fatídico mes de marzo de 2020, tendremos que identificarlos por su nivel de importancia en la facturación del negocio y por los mercados en los que actúan. Eso permitirá definir acciones uno a uno, intentando retener eventuales interrupciones en la relación comercial, ofreciendo beneficios, descuentos, o manteniendo los valores, pero aportando valor agregado diferencial. Una variante no descartable es la de aplazar pagos para sostener ese vínculo. También es vital en este grupo de clientes acompañar con gestos, que van más allá de lo económico. Cuando se habla de fidelizar no es un mero discurso, sino una acción muy concreta que en épocas como estas pasan a ser la clave. No menos importante es dedicar energías a recuperar viejos clientes, esos que en el pasado operaron con la empresa, pero que ahora, por cualquier motivo, dejaron de hacerlo. Contactarlos es la tarea, tanto a ellos, como a los nuevos, a los que jamás le invertimos esmero alguno. Se podrá abordar esa gestión con nuevos productos o con los de siempre. Lo fundamental es abrir el juego para asegurar el flujo vital para brindarle sustentabilidad al negocio, sobre todo en esta fase de turbulencias que pone en riesgo todo. En definitiva, se podría profundizar cada aspecto, pero lo más relevante es permitirse diseñar una estrategia clara, concreta, con metas específicas, y sobre todo hacerlo con inteligencia, porque el momento lo requiere. Improvisar todo el tiempo no es buena idea. Funcionar por espasmos en forma zigzagueante tampoco. Una cosa es tener flexibilidad y adaptarse a los desafíos que se presentan y otra muy diferente es no tener rumbo. Se presenta una oportunidad única, a pesar de los nubarrones. Del modo que encaremos este dilema, dependerá buena parte del futuro de nuestras organizaciones. Manos a la obra entonces. 21