hasta que te haya eliminado.
rim/Deuteronomio 28:45-48
Deva-
Otro motivo por el cual alguien podía convertirse en un
esclavo era por haber robado. Si un israelita era decla-
rado culpable de hurto y no podía devolver el monto de
lo robado según lo estipulaba la Ley, podía ser vendido
como esclavo. PERO UNA VEZ QUE TRABAJARA LO SUFI-
CIENTE PARA SALDAR LA DEUDA, RECOBRARÍA SU LI-
BERTAD.
Él (el ladrón) tiene que hacer restitución; si no
tiene los medios, será vendido por su robo.
Shemot/Éxodo 22:3
De manera que podemos ver que tener que venderse a
cambio de un salario, estar enfermo y no prosperar en
la vida son consecuencias de nuestras acciones en des-
obediencia a los mandamientos de Yahweh.
Un esclavo yisraelita no lo era eternamente (a menos
que así lo deseara por su propia voluntad), sólo podía
venderse como máximo hasta el siguiente jubileo (a
cada 7 años), y entonces quedaba libre y recibía su
salario. Los israelitas no podían pasar más de seis años
como esclavos, había que liberarlos al séptimo año.
Cuando adquieras un esclavo hebreo, te servirá
seis años; al séptimo año se irá libre, sin pa-
gar. Shemot/Éxodo 21:2
Pero la gran y notable diferencia que vemos aquí es la
que Yahweh establece ENTRE YISRAELITAS Y GENTILES.
Los esclavos y las esclavas que puedas tener,
serán de las naciones alrededor de ustedes; de
ellas pueden adquirir esclavos y esclavas. Tam-
bién pueden comprarlos de entre los hijos de
extranjeros residentes entre ustedes, o de en-
tre sus familias que están entre ustedes, de los
que engendraron en el país de ustedes. Esos
vendrán a ser propiedad de ustedes: ustedes
pueden conservarlos como propiedad para sus
hijos después de ustedes, para que los hereden
como propiedad perpetua. A esos los podrán
tratar como esclavos. Pero en cuanto a sus pa-
rientes yisraelitas, ninguno gobernará con du-
reza sobre el otro. Si un extranjero residente
entre ti ha prosperado, y tu pariente, por en-
contrarse en estrechez, viene a estar bajo la
autoridad de él y se entrega al extranjero resi-
dente entre ti, o a la prole de la familia de un
extranjero, tendrá el derecho de redención
aun después de haberse entregado. Uno de sus
parientes lo redimirá, o lo redimirá su tío o el
hijo de su tío, o lo redimirá cualquiera de su
familia que sea de su propia carne; o, si pros-
pera, puede redimirse a sí mismo. Computará
con su comprador el total desde el año en que
se le entregó hasta el año del jubileo; el precio
de su venta se aplicará al número de años, co-
mo si fuera por el término de un obrero asala-
riado bajo la autoridad de otro. Si quedan mu-
chos años, pagará por su redención en propor-
ción a su precio de compra; y si quedan pocos
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años para el año del jubileo, lo computará así:
hará pago por su redención según los años en-
vueltos. QUEDARÁ BAJO SU AUTORIDAD COMO
UN OBRERO CONTRATADO POR EL AÑO; no go-
bernará con dureza sobre él a tu vista. Si no ha
sido redimido en ninguna de esas maneras, él
con sus hijos saldrán libres en el año del jubi-
leo. Porque es para mí que los yisraelitas son
servidores: ellos son mis servidores, a quienes
libré yo de la tierra de Mitsráyim, yo Yahweh
el Elohim de ustedes. Vayikra/Levítico 25:44-
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Esto no es así porque Yahweh sea malvado o arbitrario,
sino porque SUS BENDICIONES ACOMPAÑAN ÚNICAMEN-
TE A QUIENES LE OBEDECEN Y ESTÁN BAJO SU PACTO
(primero el antiguo, y hoy el nuevo). Los que estamos
bajo el pacto SOMOS SERVIDORES DE YAHWEH, NO DEL
SISTEMA. Por lo tanto, cuando nos apartamos de Su
camino y bajamos a Egipto porque "'hay hambre en la
tierra" (error cometido por tantos patriarcas), SOMOS
ESCLAVIZADOS.
El resto de los pueblos (los gentiles), por confiar en sus
propios dioses, debían esperar en ellos para recibir sus
beneficios, no tenían el derecho de pedirle nada al
Elohim de otra nación. Sin embargo, y a pesar de que
su tratamiento era más duro que el que debían dar a
sus propios hermanos yisraelitas, tampoco podían mal-
tratarlos. La Torah que Yahweh entregó a Israel prohib-
ía a los amos maltratar a sus esclavos y abusar de ellos.
De ser necesario, podían corregirlos, pero con modera-
ción. Si un esclavo moría a causa del maltrato, la Torah
ordenaba vengar su muerte:
Cuando alguien golpee a su esclavo o su esclava
con una vara, y este muera en el momento,
debe ser vengado. Shemot/Éxodo 21:20
Y si perdía un diente o un ojo o sufría cualquier otra
mutilación, debía ponérsele de inmediato en libertad:
Cuando alguien le golpee el ojo a su esclavo o
sierva, y se lo destruya, lo dejará ir libre a
cambio de su ojo. Si le tumba un diente a su
esclavo o esclava, lo dejará ir libre a cambio
de su diente. Shemot/Éxodo 21:26-27
De todo lo mencionado, lo que debemos comprender
por encima de todo es que
LA ESCLAVITUD ES VENDER NUESTROS
SERVICIOS A OTRO.
Si no conseguimos ver que esto es el principio del tra-
bajo dentro de la sociedad satánica, estaremos en pro-
blemas (continuaremos siendo ciegos) y no comprende-
remos POR QUÉ TENEMOS VIDAS DE ESCLAVOS. El sis-
tema en el cual vivimos no es otro que Mitzra-
yim/Egipto, y en él somos esclavos fabricando ladrillos
mientras somos maltratados y no se nos permite servir
a nuestro Elohim. Cuando Yahweh sacó al pueblo de
Egipto, lo llevó a la buena tierra (que es Mashíaj) y le
dio LIBERTAD: cada uno tenía su espacio para producir