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Se puede afirmar con carácter general que actualmente existe un amplio desconocimiento acerca de la utilidad y el funcionamiento de los certificados digitales; de igual modo, no resulta fácil adquirir una noción integral sobre los mismos, que nos permita comprender adecuadamente en qué forma nos afecta y afectará en los próximos años, no solo como ciudadanos sino en su caso como empresarios o profesionales liberales.

EMPRESA

En un momento en que las TIC constituyen un entorno en el que los ciudadanos y profesionales se hallan inmersos desde hace años, y donde se utiliza con soltura un buen número de herramientas informáticas como navegadores de Internet, procesadores de textos, bases de datos, correo electrónico o plataformas relacionadas con la administración electrónica, continua sin calar la utilización general y apropiada de los certificados digitales, debido quizás a una considerable falta de formación concisa y precisa sobre dichos dispositivos electrónicos.
Y aunque puede parecer que dicho instrumento es, y puede ser relegado a un segundo plano, en realidad solo lo parece, pues de hecho, será la herramienta mas utilizada por los profesionales, en un futuro mucho mas cercano de lo que algunos imaginan, por constituir la única herramienta electrónica destinada a acreditar no solo nuestra identidad, sino nuestra cualidad profesional.
Un certificado digital es en esencia y fundamentalmente, un dispositivo electrónico que acredita una identidad y en su caso una condición profesional, e incluso una representación legal en el caso de las sociedades mercantiles.
Dada su naturaleza, se trata esencialmente de un fichero que contiene distinta información, no sólo relativa a nuestra identidad o cualidad profesional, sino también referida a la autoridad certificadora que lo emite, los algoritmos de seguridad empleados, las claves públicas y privadas del certificado y otros conjuntos de datos que son invisibles a los ojos de quienes lo utilizan, pero imprescindibles para un correcto funcionamiento del dispositivo.
Los Certificados Digitales, pueden encontrarse alojados en diferentes elementos físicos: como un disco duro, un lápiz de memoria o una tarjeta como el DNI, el carné profesional de los abogados o la tarjeta de la seguridad social. Su utilidad más inmediata y principal es acreditar la identidad de una persona – física o jurídica- y en su caso una cualidad profesional.
En su faceta como instrumento asociado a la identidad y en directa relación con la posible utilización fraudulenta de la misma – usurpación de la identidad digital-, la realidad nos conduce ineludiblemente a la utilización de distintos certificados digitales en atención a las personas o instituciones ante quien queramos o debamos acreditarnos; ningún sentido tiene por ejemplo identificarnos ante la seguridad social con el certificado digital de la abogacía, para una gestión de carácter personal o utilizar el certificado alojado
Revista Tecnológica Digital de Montemayor- 14