Catalanadas Magazine Nº 42 Semana 40 Septiembre 2014 | Page 16

Derriban la estatua de Pujol en Premià MARTES WEB CATALANADAS POWER Hace dos meses era impensable. Pujol era el padre del nacionalismo moderno, el amo de Cataluña. Si hubiera traspasado el 29 de julio, la Avenida Diagonal, hoy se diría Avenida Jordi Pujol. Por suerte, Dios no lo quiso. El sr. Pujol ha vivido para ver i vivir como los catalanes descubren su fraude larguísimo y escandaloso, su mentira y su engaño. Incluso su vergonzosa comparecencia al Parlamento. Sorpresa: EEUU se llena de carteles contra la DUI MIÉRCOLES WEB Desgraciadamente, también padecemos su herencia: Cataluña arruinada, la sociedad civil anestesiada, los catalanes fusilados a impuestos, la convivencia destrozada, la corrupción Pujol a la tierra. Los catalanes comienzan a perder el miedo. Basta de nacionalismo que asola nuestra tierra y nuestro bienestar... A Junqueras, Forcadell y frau Muriel parece que le pone lo de la Declaración Unilateral de Independencia, la DUI (no confundir con el DIU, ese cacharrito). Les excita desobedecer las leyes que todos nos hemos dado y quieren hacer lo que les venga en gana. Viven todavía en el siglo XX y sueñan con emular las barbaridades que hizo Companys en los años 30. Se ven los tres en el balcón de la Gene gritando volembutá i jasomlliures. Cuentan que el otro día en la plaza San Jaime a Oriol, tras su postura de cheriff y su camisa negra, se le saltaban las lágrimas de la emoción. Un “dulce” nos explica que los EEUU está lleno de carteles de la DUI. Allá lo llaman Driving Under the Influence, es decir, conducir borracho. Está todo lleno, lo mismo que pretenden los separatistas en nuestra casa: que los catalanes nos tomemos una buena dosis de ratafia nacionalista y nos pongamos a conducir a toda velocidad el coche con nuestra familia, nuestra empresa y nuestra vida. “Tranquilos nosotros iremos en el coche de delante y os guiaremos”, nos aseguran, “no hay ningún riesgo”. Pero si nos accidentamos, los maltrechos seremos nosotros y no ellos. Los estadounidenses tienen claro que no pueden permitirse la DUI, conducir borrachos. Los catalanes también lo tenemos clarísimos. A pesar de nuestros locos políticos...