En eventos tan lamentables como la masacre de Mapiripán, se podría hablar sobre la efectividad de la CIDH al fallar a favor de las víctimas y sus familiares, condenando al Estado colombiano, Al Ejército y a algunos de los comandantes del paramilitarismo.
Consiguió el reconocimiento de las víctimas y el pago de indemnizaciones a los familiares de las mismas, para buscar resarcir el daño moral y material causado; no obstante se evidencia la gran corrupción que corroe a nuestro país cuando al realizar las investigaciones se reconoce la individualización de mucho menos de 49 víctimas reales de la masacre, ya que muchos de los declarados como tal estaban vivos y disfrutando del pago de dichas indemnizaciones y otro número de implicados fallecieron o desaparecieron en fechas, eventos y a manos de actores diferentes.
Opinion Personal