Canfield Jack - Chocolate Caliente Para El Alma Jun. 2016 | Page 27

me sentía mal cuando llegaba a la parte que habla de dar y recibir abrazos porque no podía imaginarme abrazando a la gente en el trabajo. Bueno, decidí que ése sería un “día del abrazo” y empecé a abrazar a los clientes que se acercaban a mi escritorio. Fue fantástico ver cómo se ponían todos tan contentos. Un estudiante de Administración de Empresas se subió al escritorio y empezó a bailar. Algunos volvieron y me pidieron otro. Los dos muchachos del servicio de Xerox, que solían entrar sin dirigirse la palabra entre ellos siquiera, estaban tan sorprendidos que se despabilaron y de repente empezaron a charlar y reírse en el corredor. Así me sentí cuando abracé a todo el mundo en la Facultad de Economía de Wharton, además, todo lo que esa mañana me parecía mal, incluido un poco de dolor físico, desapareció. Lamento que la carta sea tan larga pero estoy excitadísima. Lo más lindo es que, en un momento había cerca de diez personas abrazándose frente a mi escritorio. No podía creer lo que veía. Cariños, Pamela Rogers