Canfield Jack - Chocolate Caliente Para El Alma Jun. 2016 | Page 123
uno. Aprendemos a hacer algo haciéndolo. No hay otra
manera.
John Holt
La mano
Un editorial de un día de Acción de Gracias en el
diario contaba la historia de una maestra de escuela que
le había pedido a sus alumnos de primer grado que
dibujaran algo por lo cual estuvieran agradecidos.
Pensó que esos chicos de vecindarios pobres en
realidad no tenían demasiadas cosas que agradecer.
Sabía que la mayoría de ellos dibujarían pollos al horno
o mesas con comida. La maestra se quedó helada con el
dibujo que le entregó Douglas... una simple mano
dibujada en forma infantil.
Pero, ¿la mano de quién? La clase quedó cautivada
por la imagen abstracta. “Creo que debe ser la mano de
Dios que nos trae comida”, dijo un chico. “Un granjero
–dijo otro- porque cría pollos”. Por último, mientras los
demás estaban trabajando, la maestra se inclinó sobre
el banco de Douglas y le preguntó de quién era esa
mano. “Es su mano, señorita”, farfulló.
Se acordó entonces de que muchas veces, a la hora
del recreo, había llevado a Douglas, un niño
delgaducho y desamparado, de la mano. Muchas veces