CANDÁS MARINERO REVISTA NUMERO 47 CANDÁS MARINERO | Page 4

Resumen A mediados del siglo XVIII la mayor entidad poblacional de Asturias, su capital, Oviedo contaba con menos de 7.000 habitantes. Esta cifra, a priori escasa si la comparamos con la de otras capitales de provincias españolas, demandaba una serie de servicios y profesiones especializadas, características éstas propias de los núcleos urbanos. A Oviedo, le seguía en importancia demográfica otras villas como Gijón, Avilés, Llanes o Villaviciosa, todas por debajo de los 5.000 habitan- tes. A tenor de esto, podemos decir que los umbrales de urbanidad en Asturias no coinciden con los proporcionados para el resto de España en el siglo XVIII y por tanto, las características de los núcleos semiurbanos han de ser revisadas tam- bién. En este sentido, la villa de Candás, situada en la rasa costera central asturiana, se asemejaba a las pequeñas villas marineras que otros autores han catalogado en la costa noroccidental de la península ibérica con rasgos propios que la situa- ban a medio camino entre el campo y la semiurbanidad. De estas rasgos y de la relevancia poblacional que la villa de Candás tenía en el contexto demográfico asturiano del siglo XVIII tratará nuestra aportación, donde intentaremos dar respuesta a una cuestión: ¿Es Candás una ciudad? A mediados del siglo XVIII la mayor entidad po- blacional de Asturias, su capital, Oviedo contaba con menos de 7.000 habitantes. Esta cifra, a priori escasa si la comparamos con la de otras capitales de provincias españolas, demandaba una serie de servicios y profesiones especializadas propias de los núcleos urbanos. A Oviedo, le seguía en impor- tancia demográfica otras villas como Gijón, Avilés, Llanes o Villaviciosa, todas por debajo de los 5.000 habitantes y con una diversidad profesional sin cabida en los núcleos rurales. A tenor de esto, podemos decir que los umbrales demográficos de urbanidad en Asturias no coinci- den con los proporcionados para el resto de España en el siglo XVIII. Así, y utilizando el criterio ante- rior, Reher y Pérez Moreda contabilizan, en 1787, 72 núcleos con más de 5.000 habitantes en Andalu- cía, 19 en toda Castilla La Nueva, 17 en Murcia, 13 en Castilla la Vieja, 8 en Extremadura y sólo 9 en toda la cornisa cantábrica (REHER y PÉREz MOREDA 1997, 136). Marc Martí apunta, sin ser novedoso, dos sistemas de clasificación, atendiendo bien a la aglomera- ción de funciones del espacio a estudiar, bien a su número de habitantes, señalando también que ésta debe ser “matizada por la suma de las particulari- dades regionales” (MARTÍ 2001, 28). Dentro de estas particularidades regionales Asturias no es una excepción, ocupando el último lugar en lo que a población urbana se refiere en 1826, únicamen- te precedida de Galicia1. El mismo autor señala que, detrás de este escaso grado de urbanización en las dos regiones, estaría la modesta incidencia de los fenóme- nos repobladores de la Reconquista, no sobrepasan- do, en el siglo XVIII, los 20.000 habitantes ninguna ciudad del norte (MARTÍ 2001, 37). Por su parte, Isidro Dubert mantiene que la utiliza- ción por la historiografía tradicional del umbral de 5.000 almas para definir una ciudad, responde a pa- rámetros de niveles de urbanización “concretos y no genéricos”, por lo que la condición de urbanización en el Antiguo Régimen debe venir determinada por los distintos contextos históricos. Así, establece di- cho umbral en la Galicia de finales del siglo XVIII en 2.000 almas e incluso disminuye a 1.000 el número de habitantes de los núcleos poblacionales considerados como semi-urbanos (DUBERT 2002, 61-64). En este sentido, estamos de acuerdo en que los pará- metros de urbanidad para la Edad Moderna son revisables, y por tanto los de los núcleos semiurbanos. Para llevar a cabo esta tarea de revisión, hemos anali- zado las características socio- demográficas de la villa de Candás, situada en la rasa costera central asturiana y semejante a las pequeñas villas marineras que otros autores han catalogado en la costa noroccidental de la península ibérica con rasgos propios que la situaban a medio camino entre el campo y la urbanidad. 4