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CANDÁS: LAS HUELLAS DEL PASADO Y LAS TRANSFORMACIONES RECIENTES EN SU TRAMA
URBANA.
De nuevo en el siglo XVIII, el puerto volvía a estar en mal estado. En los años 1735, 1737
y 1787 son necesarios trabajos de conservación por los graves desperfectos sufridos a
causa de fuertes temporales marítimos, será en esta ocasión el gremio de mareantes de
la villa quien tome la iniciativa para la contratación, búsqueda de fondos y realización
de las obras. Busto (1986) señala además en el epígrafe en el que se refiere a estas obras
la importancia que tenía en la época el gremio dentro de la sociedad y la vida diaria
candasina, y como este solía ser el defensor de los pescadores ante otros estamentos
de la sociedad de entonces. Como por ejemplo el eclesiástico que cobraba diezmos
abusivos sobre la pesca, o frente otras instituciones como el propio Ayuntamiento de
Carreño o la Junta General del Principado, si bien quizás el autor exagera las hazañas de
este gremio con el objetivo de idealizar su labor.
A principios de siglo XX según una Geografía Médica de 1919 recogida en un artículo de
investigación por Francisco Feo Parrondo (1996), gran parte de la vida de la villa y su
parroquia giraba en torno al puerto y las actividades que en él se desarrollaban,
exceptuando las relacionadas con la actividad agrícola y en menor medida la minería y
el ferrocarril. En estos tiempos, Candás ya se encontraba, además, bien comunicada con
otros puntos de la región, contaba con carreteras y caminos hacia el resto del concejo,
y también hacia Luanco y Veriña, y por extensión de esta a Gijón. Es también interesante
el dato de que existía en algún punto cercano a la villa un sanatorio para niños
tuberculosos, construido en su momento con una subvención de la Diputación Provincial
asturiana. Llevaba en funcionamiento desde 1912, cuando acogió a su primera colonia
escolar. Al parecer las instalaciones de dicho sanatorio eran bastante grandes, contando
con dos pabellones, comedor, y una sala de esparcimiento. Hasta fecha reciente este
establecimiento continuaba abierto, si bien ya no estaba destinado a estos usos, si no
que funcionaba bajo la tutela de la fundación “Proyecto Hombre”.
La importancia del puerto dentro de la vida de los candasinos era tal que incluso los
servicios sociales eran proporcionados por la “Sociedad de mareantes de nuestra Señora
del Rosario”, fundada por Braulio Busto en el año 1880 y heredera del antiguo gremio,
disuelto en 1868. Dicha sociedad otorgaba beneficios sociales a sus integrantes, sobre
todo relacionados con los tiempos de escasez de pesca, que se cobraban
periódicamente, en enero de cada año. Y ya en 1917 proveía también de sustento a las
viudas de antiguos integrantes de la sociedad y sus hijos, también a los ancianos,
demasiado mayores para faenar en la mar y que no contaban con otra forma de ingreso.
La sociedad contaba con médico y farmacéutico, servicios importantísimos para una
época en la que la seguridad social ni siquiera estaba en proyecto en España, además
contaba con una escuela nocturna para sus integrantes desde el año 1887.
4 recreo,
Por otro lado, en las inmediaciones del puerto había un teatro y un círculo de
equipamientos más propios de la burguesía, que denotan la importancia del entorno