CANDÁS EN LA MEMORIA -Febrero 2019 REVISTA CANDÁS EN LA MEMORIA -febrero | Page 26

EL NORDESTE Y LOS CANTARES DE CHIGRE cantares de antes, aquella forma de diversión que poquito a poco se ha ido diluyendo con los nuevos procederes de entretenimiento que a las genera- ciones más jóvenes les han inculcado desde la aparición de internet y las redes sociales. Siempre hubo buen `feeling´. Desde su creación. Allá por 2012, cuando Alfre- do reunió aquel grupo dispar, auspi- ciado por José Ramón, para participar en el primer certamen de `Canciones de la Bodega´. Hay personas que opinan que si a la palabra `chigre´ le sumamos la de `cantares´ el resultado es `borrachera´. No seré yo el que entre en de- bates, ni diré que si son muchos, o pocos, los que así se manifiestan. Allá ellos y sus prejuicios. Siempre tuvo gran arraigo en Candás el alterne de chigre, como en gran parte del territorio astu- riano. El chigre, como lugar de encuentro generó una cultura propia que conlleva cordialidad, aceptación, convivencia, pluralidad, controver- sias, humor … La cultura de chigre es arrimarse a la barra o sentarse alrededor de una mesa y compartir unas botellas de sidra, unos vinos…, o bebidas `sin´, que también, con unas tapas, una comida o una cena de por medio si se da el caso, siempre en grupo y donde no puede faltar el buen rollo, los mariaxes y por supuesto los can- tares. La cultura de chigre es afinidad y armonía, disfrutar el momento. Al menos así lo entendem- os ciertas generaciones de candasinos. Por otro lado, diré que no es la primera vez que menciono aquí al Nordeste. Al grupo Nordeste. Puede que sea la segunda, quizá la tercera, que lo haga, si bien en mi descargo mencionar que las anteriores fueron citas secundarias en los relatos. Tengo el honor, y presumo orgulloso, de formar parte del grupo, pues lo considero una referen- cia actual sobre cierto modelo de convivencia, tradición si me lo permitís, que tenían nuestros ancestros en lo referente al tiempo de ocio. Un faro, que mantiene encendida su luz con el an- helo de que se perpetúen en Candás aquellos Desde entonces el grupo heterogéneo fue con- solidando su relación dando lugar, con el trans- currir de los años, a un poso de amistad entre los componentes y allegados realmente envidiable. Nos gusta cantar y nos divierte. Siempre de forma colectiva: habaneras, salomas, rancheras, boleros… Haciendo partícipe a todo aquel que lo desee. Cuando se entonan canciones que fueron cantadas por padres y güelos en los chigres de por entonces, suelo fijarme en ciertas caras de los que por allí andamos. Sé a quién mirar y me emociona el presenciar como asoma en ellas un reflejo gradual de cariño sincero hacia los que ya no están. Y a veces alguna lágrima insurrecta como tributo a la ausencia. Todo un afectuoso e íntimo homenaje hacia ellos. Hacia los que nos dejaron en herencia esa tradición de cantar en los chigres y disfrutarlo mientras lo hacemos. Mención especial a la desaparecida peña Resaca, paradigma en lo que a cantar se refiere y ejemplo a seguir como grupo humano. Finalizo con una anécdota ocurrida este día en Oviedo. Allí estábamos los del Nordeste partic- ipando en la jornada de Cantares de Chigre de los jueves en Gascona. Tocaba Tierra Astur. Me sorprendió la presencia de un jovencito entre no- sotros. Lo conocía, era nieto de uno de los nues- tros. Cierto es que su estancia no se prolongó en exceso pues al día siguiente había escuela y su madre en hora prudencial determinó la recogida. 26