canciones de hielo y fuego Cancion de hielo y fuego 1 | Page 33
literatura fantástica
Juego de tronos
Se dio la vuelta y se alejó para que no le vieran llorar. Debía de haber bebido más de lo que
creía. Mientras intentaba alejarse, trastabilló y se tambaleó. Chocó contra una camarera y provocó que
se le cayera la jarra de vino especiado, que fue a estrellarse contra el suelo. Las carcajadas estallaron a
su alrededor, y Jon sintió cómo las lágrimas ardientes le quemaban las mejillas. Alguien intentó
ayudarlo a mantenerse en pie. Se sacudió las manos que lo sostenían, y corrió sin apenas ver hacia la
puerta. Fantasma lo siguió cuando salió a la noche.
El patio estaba silencioso y desierto. El único centinela se arrebujaba en su capa para
protegerse del frío en lo alto de las almenas de la muralla interior. Parecía aburrido, sin duda
lamentaba tener que estar allí solo, pero Jon se hubiera cambiado por él sin pensarlo dos veces. Por lo
demás, el castillo estaba oscuro y no se veía a nadie. En una ocasión Jon había estado en una fortaleza
deshabitada, era un lugar temible donde lo
único que se movía era el viento, y las piedras guardaban silencio acerca de los que habían
habitado allí. Aquella noche Invernalia le recordaba a aquel lugar.
El sonido de la música y las canciones salía por las ventanas abiertas a su espalda. Jon no tenía
el menor deseo de escuchar aquello. Se secó las lágrimas con la manga, enfadado por haberlas
derramado, y se dio media vuelta para irse.
—Chico —lo llamó una voz. Jon se volvió. Tyrion Lannister estaba sentado en la cornisa
sobre la puerta de la gran sala. Parecía una gárgola. El enano le sonrió desde donde estaba—. ¿Ese
animal es un lobo?
—Es un huargo —dijo Jon—. Se llama Fantasma. —Miró al hombrecillo, y durante un
momento olvidó su tristeza—. ¿Qué haces ahí arriba? ¿Por qué no estás en el banquete?
—Hace demasiado calor, hay demasiado ruido y he bebido demasiado vino —replicó el
enano—. Hace tiempo descubrí que se considera de mala educación vomitar encima de tu hermano.
¿Puedo ver más de cerca de tu lobo?
Jon titubeó un instante, luego asintió.
—¿Puedes bajar sólo o te traigo una escalera?
—Anda ya.
El hombrecillo se dio impulso y saltó de la cornisa. Jon dejó escapar una exclamación al ver
asombrado cómo Tyrion Lannister giraba en el aire, caía sobre las manos y de un salto hacia atrás se
ponía en pie.
Fantasma retrocedió, inseguro. El enano se sacudió el polvo y soltó una carcajada.
—Lo siento. Me parece que he asustado a tu lobo.
—No tiene miedo —dijo Jon. Se arrodilló y llamó al animal—. Ven aquí, Fantasma. Ven. Eso
es.
El cachorro de lobo se acercó y hociqueó la mejilla de Jon, pero sin dejar de vigilar a Tyrion
Lannister. Cuando el enano hizo gesto de ir a acariciarlo, retrocedió y le mostró los colmillos en un
gruñido silencioso.
—Vaya, qué tímido —observó Lannister.
—Siéntate, Fantasma —ordenó Jon—. Eso es. Quieto. —Alzó la vista hacia el enano—.
Ahora ya lo puedes tocar. No se moverá hasta que yo se lo diga. Le he enseñado.
—Ya lo veo —asintió Lannister. Acarició el pelaje níveo entre las orejas de Fantasma—. Qué
lobo tan obediente —añadió.
—Si yo no estuviera aquí, te haría pedazos —dijo Jon. No era verdad, pero algún día lo sería.
—Entonces será mejor que no te alejes —dijo el enano. Inclinó la enorme cabeza a un lado y
examinó a Jon con sus ojos desemparejados—. Soy Tyrion Lannister.
—Lo sé. —Jon se levantó. De pie, era más alto que el enano. Se sintió algo incómodo.
—Y tú eres el bastardo de Ned Stark, ¿no? —El muchacho sintió un frío que lo atravesaba.
Apretó los labios y no respondió—. ¿Te he ofendido? —continuó Lannister—. Lo siento. Los enanos
no necesitamos tener tacto. Generaciones de bufones con trajes de colorines me dan derecho a vestir
mal y a decir todo lo que se me pase por la cabeza. —Sonrió—. Pero eres el bastardo.
—Lord Stark es mi padre —admitió Jon, tenso.
—Sí —dijo al final Lannister después de examinar su rostro—. Se nota. Hay más del norte en
ti que en tus hermanos.
—Medio hermanos —lo corrigió Jon. El comentario del enano le había gustado, pero intentó
que no se le notara.
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