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CAMPEONATO DEL MUNDO URUGUAY 1967
Sin embargo, el conjunto norteamericano no acudía como comparsa. No se trataba de su mejor combinado posible, pero tampoco era despreciable. Su principal defecto radica en la inexperiencia de sus hombres pero en ningún caso adolece de escasez de talento. Entre sus jugadores, algunos acabaran en la NBA como Charles Paulk( Milwaukee y Cincinnati) y Stanley Mackenzie( Baltimore, Phoenix y Portland), o en la ABA, la otra liga profesional famosa por su balón tricolor y por Julius Erving, como Michael Barret, Albert Tucker, John Clawson, Darel Carrier, o bien en ambas, como Jay Miller( Saint Louis en la NBA e Indiana en la ABA).
Frente a este combinado de futuros profesionales, la Unión Soviética opone la columna vertebral del equipo que ganó la medalla de plata en Tokio, Volnov Lipso, con algunas incorporaciones de peso como Palauskas, Belov o Andreiev. Acumulan ansias de revancha y ganas de hacer algo sonado en el basket mundial: por ejemplo, devolver a su país el titulo que en 1959 la política les quito en tierras chilenas.
Soviéticos y estadounidenses se presentaron invictos a la cita. Bajo la atenta mirada de los responsables de ambas delegaciones deportivas-obligados a compartir manta para combatir el frío-, las dos selecciones firman un partido épico, en el que las defensas y la tensión, se imponen al talento de los protagonistas. La ventaja de seis puntos( 29-23) con la que los norteamericanos se retiraron al descanso significaba poco y pronto es reducida por los soviéticos en la reanudación. Así, se pasa a un discurrir de los minutos en los que cada posesión resulta oro en paño, en los que cada bloqueo, cada finta, cada balón perdido y cada punto se tornan decisivos. A falta de 1:44 para el final se armó el lío. El marcador se encuentra igualado a 54 puntos, cuando los árbitros señalan la quinta falta personal del capitán Volnov y decretan salto entre dos para reanudar el juego. El entrenador norteamericano, Hal Fisher, protesta enérgicamente y consigue que los colegiados rectifiquen y concedan dos tiros libres. Como es lógico, las protestas pasaron al bando soviético, pero los árbitros no modifican su postura. Aun así, los soviéticos se sobreponen y entran en los últimos segundos con un punto de ventaja en el marcador. Casi sobre la bocina, Mike Barrett realiza un lanzamiento desesperado que entra en la canasta y otorga el triunfo a su equipo. Tras esta victoria la medalla de oro parecía al alcance del combinado estadounidense, mas la competición no ha hecho sino comenzar y todavía ofrecería muchas sorpresas y un desenlace inesperado.
BRASIL, JUEZ DE PAZ
Para la última jornada estaba previsto que se disputaran los partidos entre la Unión Soviética y Yugoslavia, por un lado, y Estados Unidos y Brasil por otro. Soviéticos, yugoslavos y estadounidenses llegan empatados a una derrota cada uno( Estados Unidos había perdido ante Yugoslavia, 73-72, tras su triunfo ante la Unión Soviética) mientras que Brasil acumula dos derrotas.
Los yugoslavos, entrenados por Ranko Zeravica, contaban con muchas bazas a su favor. En primer lugar dependían de sí mismos y, ganado ese último partido, se aseguraban el titulo pese a que Estados Unidos venciese a Brasil. En segundo lugar, contaban con Ivo Daneu, proclamado mejor jugador del torneo. Sus rivales, por el contrario, tenían que ganar a los yugoslavos y esperar a que los brasileños hicieran el pequeño milagro de imponerse a los Estados Unidos.
El equipo de Gomelski cumplió su primera premisa con creces, sin dar opción en ningún instante a sus rivales. El 71-59 que reflejaba el marcador al finalizar los cuarenta minutos de juego habla claramente de la superioridad soviética que tuvo en Anatoli Polivoda( 16 puntos), Jaak Lipso( 14) y Modestas Paulaskas( 10) a sus mejores hombres. Su triunfo se asento en una soberbia defensa sobre el“ artillero” yugoslavo Radivoj Korac a quien dejaron en unos pobres seis puntos.
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