GOOGLE GLASS
Las nuevas gafas diseñadas por Google ya están en la calle, las Google Glass todavía no se venden en tiendas pero ya existen algunos afortunados que las están probando en situaciones reales de la vida. Estas gafas tienen una pequeña cámara que graba lo que nosotros vemos y con su conexión a internet las envía a la nube de Google para luego subirlas a nuestras redes preferidas.
Recordemos que además de grabar y enviar todo lo que vemos a la red, las gafas de Google también utilizan la tecnología de cristal líquido para proyectar imágenes en uno de los cristales de las gafas. En este cristal podremos ver por ejemplo las noticias, las redes sociales o un navegador GPS que nos indique la ruta a seguir. Toda esta tecnología en un dispositivo tan pequeño y con tantos gadgets que su precio se estima por los expertos entre 1000 € y 1500 €, un precio muy elevado para que cualquier persona pueda adquirirlas y usarlas. De momento, cuando salgan al mercado, las Google Glass serán un objeto de lujo que muy pocas personas podrán permitirse. Algunas empresas ya se están posicionando para adquirir estas gafas, viendo una manera de controlar a sus trabajadores y también para trabajos de calle con sus agentes comerciales. Por supuesto cualquier espía que se precie también debería de adquirir unas gafas de Google para su trabajo
No todo para Google y sus gafas pinta de color de rosa, algunas asociaciones ya se están posicionando para prohibir las Google Glass porque según ellos violan la intimidad de las personas. Si uno está en un bar tomándose algo con estas gafas puestas y está grabando y subiendo todo lo que ve, también subirá imágenes donde aparecen personas que evidentemente no estarán dispuestas a aparecer en tus videos. Andando por la calle, sentado en el autobús o peor aun en sitios más privados como los baños públicos.
Cualquier nueva tecnología, cuando nace y se pone a disposición del consumidor, tiene cierto rechazo, cuando el teléfono se introdujo por primera vez en el siglo 19, la gente tenía una gran preocupación por los riesgos de salud, así como los temores de que las orejas no deseadas escucharan sus conversaciones.