Sociales - La vida en La Boca
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¨El conventillo¨
“Imaginaos un terreno de 10 a 15 metros de frente(los hay que sólo tienen de 6 a 8) por 50 a 60 de fondo;algo que se asemeja a un edificio, por aspecto exterior, o casa de miserable aspecto: generalmente un saguán cuyas paredes no pueden ser más mugrientas, al final del cual una pared de dos metros de altura impide que el transeúnte se aperciba de las delicias del interior. Franquead al zagúan, y vereis dos largas filas de habitaciones, en el centro de aquel patio cruzado por sogas en todas las direcciones, una mugrienta escalera de madera pone en comunicación con la parte alta del edificio. El conjunto de piezas, más bien que asemejarse a habitaciones, cualquiera diría que son palomares; al lado de la puerta de cada cuarto, amontonados en completo desorden, cajones que hacen las veces de cocina, tinas de lavar, receptáculos de una familia, que por lo reducido de la habitación forzosamente tiene que quedar a la interperie. En la parte alta del conventillo, la estrechez es mayor,p ues no teniendo los corredores más que un metro y medio de ancho, a penas
queda espacio para poder pasar. Las habitaciones son generalmente de 3 x 4 metros(...). Estas celdas son ocupadas por familias obreras, la mayoría con 3,4,5 y hasta 6 hijos, cuando no por 3 o 4 hombres solos. Adornan estas habitaciones dos o tres camas de hierro simples catres, una mesa de pino, algunas sillas de paja, un baúl medio carcomido, un cajón que hace las veces de aparador, una máquina de coser, todo
hacinado para dejar un pequeño espacio para poder pasar; las paredes, que piden a gritos una mano de blanqueo, engalanadas con imágenes de madonas o de reyes, generales o caudillos populares, tales son, a su vez, focos de infección, verdaderos infiernos, pues el ejército de chiquillos en eterna algarabía no cesan en su gritería, mientras que los más pequeñuelos, semidesnudos y mugrientos, cruzan gateando por el patio recogiendo y llevando a sus bocas cuanto residuo hallan a mano; los mayorcitos saltan, gritan y brincan, produciendo desde las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche un bullicio insoportable(...)”.
Adrián Patroni. Los trabajadores en la Argentina. En: Panettieri, José, Los trabajadores, Buenos Aires,CEAL,1982.
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LA VIDA COTIDIANA DE LOS INMIGRANTES EXTRANJEROS EN LOS PRIMEROS AÑOS DEL SIGLO XX
Conventillo actual en el barrio de La Boca