la del entorno natural— son uno de los problemas más graves. La solución no es sólo técnica, sino de visión colectiva: más vegetación, menos concreto; más comunidad, menos coches.
La casa ya no es solo hogar: debe ser también un refugio climático. En regiones como el Caribe mexicano, donde el calor y la humedad son constantes, cada decisión arquitectónica cuenta. Ventanales con doble vidrio, persianas exteriores, patios sombreados, muros térmicos y sistemas de captación de agua de lluvia forman parte del nuevo estándar mínimo.
Además, la incorporación de energías limpias como paneles solares, calentadores solares y sistemas de refrigeración evaporativa, permite reducir el consumo energético y mitigar el impacto ambiental del hogar.
Más allá del diseño: una ética climática
En tiempos de calor extremo, la arquitectura es más necesaria que nunca. No solo como técnica, sino como una herramienta de resiliencia, de bienestar colectivo y de justicia climática.
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