interiores y exteriores.
Más allá del bienestar, la arquitectura biofílica es un aliado de la sostenibilidad. Al favorecer el uso de energías renovables, materiales locales y técnicas de construcción pasivas, ayuda a reducir la huella de carbono de los desarrollos. Esto resulta especialmente atractivo para inversionistas y compradores que valoran los proyectos con certificaciones ambientales como LEED o WELL.
En mercados como el mexicano, donde las ciudades costeras y los destinos turísticos están en auge, este enfoque se adapta perfectamente a las condiciones climáticas y a la demanda de experiencias de vida más cercanas a la naturaleza.
Los sistemas inteligentes de gestión de agua y energía, sensores que monitorean la calidad del aire y el uso de BIM( Building Information Modeling) permiten diseñar espacios que son tanto tecnológicos como orgánicos. La tendencia apunta a una“ tecnonaturaleza”, donde lo digital potencia la integración armónica con el entorno.
La arquitectura biofílica no solo está redefiniendo la estética de los proyectos inmobiliarios, sino también su propósito: crear entornos que mejoren la calidad de vida de las personas y respeten el planeta. En un mercado cada vez más competitivo, los desarrollos que logran esta conexión auténtica con la naturaleza se consolidan como los favoritos de un comprador exigente y consciente.
La biofilia no está reñida con la innovación.
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