BRUJULA TEOLOGICA JUNIO 2017_ DIA DEL PADRE | Page 19

transporte de turista; en ocasiones lo buscaban para transportar a pastores que me conocían, luego me escribían diciendo: “que hijo más ejemplar el que usted tiene”, eso me hace sentir feliz porque veo mi trabajo de edificar mi casa sobre la roca

2. Defensor. El padre de familia debe considerarse un adalid en su familia, son muchos los problemas que atentan contra la vida de nuestros hijos en lo físico, salud, espiritual, moral.

Me enfrenté al alcoholismo de mi hija aunque nunca di el ejemplo de beber una copa de licor. Cuando mi hija tenía 21 años me di cuenta que era alcohólica, las presiones de grupo en la universidad, la llevaron a curiosear en el mundo del alcoholismo, quedando atrapada en ello. Como padre y pastor de una congregación no fue nada fácil lograr sacar a mi hija de ese problema. Salió a flote mi enojo, decepción e impotencia frente a ese gran problema, entendí que era en ese momento que mi hija necesitaba más que nunca de mí. Recuerdo que después de hablar con mi pastor y mi familia me presente delante de la congregación con toda mi familia, incluyendo a mi hija, hable a la iglesia y les dije. No soy partidario de lo que mi hija ha hecho, y ustedes son conocedores del caso, quiero decirles que si ustedes me perdonan y desean que yo los siga pastoreando, yo así lo haré, pero si con este asunto piensan que deben elegir a otro pastor, yo lo entenderé. Dejaré de ser su pastor, pero no puedo dejar de ser padre, ya que mi primera responsabilidad ante Dios y ustedes es mi familia, así que pido sus oraciones para rescatarla de este mal, a mi hija que tanto amo. La iglesia se puso de pie y a una dijeron te queremos pastor lucha por tu hija, pero sigue siendo nuestro pastor. Hoy mi hija me dio dos hermosos nietos Anna y Elías, mis tesoros. Uno de los momentos más felices fue cuando en un retiro de hijos de pastores mi hija y yo ministramos a un grupo de cientos de jóvenes, hijos de pastores y la gloria de Jehová cayó de una forma tan preciosa que los jóvenes corrieron al altar pidiendo perdón a Dios y a sus padres, aunque no estaban presentes. Este domingo mi hija se muda de ciudad y me dijo que espera, en el Señor, poder edificar una nueva congregación. Oh que feliz me siento, hoy ya han pasado 15 años desde cuando pensé que la perdía, pero está sirviendo al Señor con todo su corazón”