BRUJULA CIUDADANA Un año de reconstrucción: "deudas" y lecciones | Page 26
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Es necesario recordar que, aunado a la serie
de sismos, otros desastres de la naturaleza
–como los huracanes- agravaron la situación,
no solo en las regiones siniestradas, sino que,
en nuevas zonas (como la Costa), donde
acontecieron nuevos sismos y continuaron
los movimientos telúricos.
Otro elemento adicional,
señalado en su momento, es
que el levantamiento del censo
fue muy deficiente, evidenciado
por la multiplicidad de
denuncias tanto de autoridades
municipales como de personas
damnificadas, de que las
instancias correspondientes
no llegaron a comunidades y
zonas siniestradas, por lo que
no se cuenta con datos precisos
y reales tanto del número de
personas, como del grado exacto
del siniestro de las viviendas.
Por tanto la prueba más
contundente, es la que ofrece la
observación directa.
Los elementos en contra que sigue sufriendo
la población damnificada podrían resumirse
en: otorgamiento de tarjetas sin fondo; cons-
tructoras que no cumplen lo prometido en
la reconstrucción o incluso fraude de algunas
de ellas; publicidad de las escasas obras que
el gobierno llega a construir; y, en general,
el mismo desamparo de la población, que
cuando ocurrieron los sismos.
El problema mayor se aprecia en lugares
como Pinotepa Nacional, en la Costa de Oa-
xaca, donde fueron minimizados los daños,
cuando cifras proporcionadas por Protec-
ción Civil arrojan un total de 3,919 viviendas
dañadas, ya sea con daño menor, parcial o
total en nada menos que 34 agencias y ran-
cherías municipales y 45 colonias, barrios y
unidades habitacionales, lo que representa
casi el 30% de la totalidad de las viviendas
en el Municipio.
En el caso del Istmo, según la Coordinadora
General de Damnificados del Istmo, no se ha
llegado a reconstruir ni siquiera el 40% de las
viviendas afectadas. Las acciones fraudulen-
tas han sido la práctica constante, en donde
incluso hubo una fundación denominada:
Ibero Mexicana de Auxilio, que engañó a
las personas solicitándoles que demolieran
totalmente sus casas, porque así iban a recibir
mayores recursos para la reconstrucción.
Lo que queda ahora son solo escombros