BRUJULA CIUDADANA Respuestas humanitarias, ni muros ni promesas | Page 5
RESPUESTAS HUMANITARIAS, NI MUROS NI PROMESAS
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Las diferentes manifestaciones de apoyo
humanitario registradas por los medios de
comunicación y las redes sociales permitieron
que se diera prioridad a los migrantes como
individuos con igualdad de derechos y no
como un simple dato estadístico. Además,
se enfatizó en su situación particular como
personas que traen una enorme carga de
dolor, porque han vivido en carne propia y
en la de sus familias, verdaderas tragedias
humanas.
Ante esa realidad, generalmente, los go-
biernos ofrecen una aparente solución de
los migrantes, haciendo declaraciones de
muchos proyectos y de acciones de apoyo
legal, económico y social que, en la mayo-
ría de los casos, sirve solo para plasmar su
imagen en las fotos y decorar su escritorio.
Sin embargo, las caravanas de migrantes son
una manifestación de la crisis humanitaria que
estamos viviendo en la región la cual exige
no solo voluntad sino acciones concretas
de emergencia social y la creación de las
condiciones para que las comunidades de
origen tengan alternativas de bienestar y el
respeto a sus derechos.
No basta con instrumentar políticas migra-
torias que se limitan a contar el número de
personas que cruzan México para llegar a
Estados Unidos. Las autoridades migrato-
rias de México afirman que cada año cerca
de 500 mil personas atraviesan el territorio
nacional con esa meta. La mayor parte de
estas personas proviene de los países del
Triángulo Norte; huyen de la violencia y
buscan mejores condiciones de vida para
ellos y sus familias. Datos divulgados en
noviembre pasado por la Secretaría de
Gobernación revelan que, desde el 19 de
octubre, cerca de 11 mil migrantes centro-
americanos han sido deportados y devuel-
tos a sus países de origen por el Instituto
Nacional de Migración.
La crisis migratoria de centroamericanos
no se detendrá con muros ni tampoco con
promesas. Tenemos que cambiar nuestra
mentalidad doméstica acerca de lo que les
sucede a nuestros vecinos, pues también nos
afecta a todos en la región y es un desafío
para los gobiernos implicados que deberían
actuar regionalmente. Además, debemos
reconocer que necesitamos la contribución
de los migrantes para mejorar nuestra eco-
nomía y fortalecer el tejido social, un aspecto
que generalmente se omite en situaciones
como la actual.
Nuestro país no es solo un territorio de paso
de migrantes y deportados, sino que se está
convirtiendo en una nación de destino, como
puede constatarse con el dato de los 3 mil
migrantes que aceptaron el ofrecimiento de