BRUJULA CIUDADANA Los primeros cien días de Donald Trump | Page 27

1) G rupos de poder y resistencias civiles 25 con otras líneas claves de discurso, que ob- viamente le funcionaron muy bien al ahora presidente de los Estados Unidos. Un país de inmigrantes que siempre los ha despreciado La población negra africana, importados al nuevo mundo en calidad de esclavos por los diferentes poderes coloniales en las Amé- ricas, ha significado un suceso definitorio en la identidad económica, política, social y cultural de los Estados Unidos. Hasta este día, la población de raza negra representa el grupo étnico racial cuya conformación nada tuvo que ver con un deseo propio de emi- grar e instalarse en calidad de inmigrantes en dicha nación. Su llegada fue la consecuencia de uno de los más horrendos crímenes en contra de la humanidad: La cacería, el co- mercio y la esclavitud de seres humanos del continente africano. Como es bien conocido, la población europea de raza blanca justificó dicho crimen, aduciendo de varias maneras a la superioridad de la raza blanca, por sobre cualquier otro grupo étnico-racial. Esta creencia ha estado al centro de la cons- trucción del racismo institucional que ha ca- racterizado a los Estados Unidos a lo largo de su historia. La nación y sus múltiples sistemas de apoyo se construyeron con la intención deliberada de favorecer a la población blanca de herencia cultural europea, especialmente a los hombres blancos, a expensas de todas las demás personas que voluntaria o involun- tariamente han llegado a los Estados Unidos a lo largo de los años. Esta forma de racismo institucional es tan orgánica, potente y sofis- ticada que pudo incluso tolerar la elección de un negro como presidente de la nación en el 2008. En adición al prejuicio racista que ha estado presente desde los años de fundación de lo que eventualmente convertirse en los Estados Unidos, la sospecha y el desprecio a las personas extranjeras y diferentes han sido también parte de un patrón constante de conducta en la historia de esa nación. A pesar de la fama de los Estados Unidos como una nación de inmigrantes. La historia nos demuestra que los extranjeros, especialmente los que se perciben como diferentes, nunca han sido recibidos con los brazos abiertos.