BRUJULA CIUDADANA Los primeros cien días de Donald Trump | Page 22
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federales. Y cuando un migrante indocu-
mentado denunciara un delito local, ellos
tampoco lo reportarían a las autoridades
federales. Muchas localidades justificaron
su falta de cooperación con la agencia fe-
deral de inmigración como una forma de
asegurar que los miembros de su comunidad,
independientemente de su condición inmi-
gratoria, continuaran denunciando delitos y
cooperando con la policía local sin temor a
ser deportados.
A pesar de los cambios que ha habido desde
los años ochenta y noventa, la crítica pública
que ha hecho el presidente Trump en con-
tra de las ciudades santuario de proteger
“criminales peligrosos” y sus acciones para
deportar más inmigrantes indocumentados,
incluyendo a quienes han vivido en Estados
Unidos por muchos años y son miembros
productivos de la comunidad, hizo que to-
mara fuerza renovada el concepto de las
congregaciones santuario. Por ejemplo, en
febrero pasado, se llamó a las congregaciones
locales en el área de Washington DC para
reestablecer el movimiento santuario. Esta
reunión exploratoria se planeó para un máxi-
mo de 50 representantes de comunidades
religiosas, pero los organizadores tuvieron
que rechazar a algunas personas cuando la
convocatoria alcanzó 300 respuestas. En una
mesa, esa noche, los representantes de las
comunidades judías, musulmanas, católicas,
metodistas y menonitas discutieron juntas
formas para proteger a los migrantes en
Estados Unidos de la deportación en contra
de su voluntad.
Emergen nuevas formas de protesta
Además de reavivar los viejos movimientos
de protesta, nuevas protestas de nivel na-
cional parecen estar emergiendo. El 15 de
abril (que suele ser el último día para que
los habitantes de los Estados Unidos hagan
sus declaraciones anuales de impuestos) un
grupo organizó la marcha del día de los im-