BRUJULA CIUDADANA Los primeros cien días de Donald Trump | Page 13

1) G rupos de poder y resistencias civiles 11 mayor involucramiento de Estados Unidos en Irak y Afganistán, de donde Obama ya había iniciado el retiro, y en Siria, por lo cual el bombardeo realizado por Trump a una base aérea del gobierno de Bashar al-Assad renueva su entusiasmo. En contraste, los programas sociales de educación y de salud han sido el blanco de recortes sustanciales de presupuesto. La secretaria de educación, Betsy DeVos, ha promovido los ‘vouchers’ escolares y la privatización en los hechos de la educación pública. Ella está casada con el fundador de la compañía Amway; entre los dos han contribuido más de 200 millones de dóla- res a las campañas electorales del Partido Republicano. De hecho, 23 de los actuales senadores republicanos han recibido do- naciones de la familia DeVos; 22 de ellos votaron por confirmar a la Secretaria de Educación, con la excepción de la senadora Lisa Murkowski, de Alaska, quien rompió la línea partidista republicana afirmando que Betsy DeVos no estaba calificada para este cargo. Fue necesario el voto de desempate del vicepresidente Mike Pence, en su calidad de presidente del Senado, para confirmarla. En lo que toca a los programas de salud, es conocida la fallida operación de Trump y los republicanos para desmontar y revertir el Obamacare, el cual, según el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, muy a su pesar seguirá siendo ‘la ley de la nación’ previsiblemente durante muchos años. Lo paradójico de este operativo fracasado es que hubiese dejado sin seguro de salud a cerca de 24 millones de estadunidenses de bajos ingresos, muchos de los cuales sufra- garon por Trump para hacerlo presidente; esto nos reitera que lo relevante a observar en su desempeño son sus acciones más que sus discursos. La empresa Raytheon produce los misiles crucero Tomahawk usados por Trump en el ataque contra siria en abril de este año. Es solo uno de los contratistas militares que amasan fortunas estratosféricas con el belicismo washingtoniano