BRUJULA CIUDADANA La sociedad civil y sus propuestas | Page 21

1. A genda ciudadana frente a las elecciones 19 guridad Interior- va en dirección contraria a los datos que señalan que la militarización de la seguridad incrementa las violaciones a derechos humanos y la violencia, y a las recomendaciones que al respecto han hecho los organismos internacionales de derechos humanos. En suma, debemos de exigir planes progra- máticos que aborden una estrategia integral contra la inseguridad, que tenga como princi- pal énfasis un modelo de seguridad ciudadana que fortalezca realmente las instituciones civiles de seguridad y permita el retiro even- tual de las calles de las fuerzas armadas que no están diseñadas para combatir el crimen. Un segundo punto se refiere a obligar a que las propuestas partidistas ofrezcan una so- lución a los casos emblemáticos de graves violaciones a los derechos humanos a los que esta administración no ha dado solución. No se trata solamente de señalar que “se hará justicia caiga quien caiga”, sino de que las y los candidatos demuestren que existe una empatía y cercanía con las víctimas y un compromiso de llegar a la verdad y la justicia reconociendo que es una obligación de las instituciones que dirigirán. Los nombres de casos emblemáticos en esta lista abundan, pues en este sexenio se hizo larga, al igual que el dolor que produce la falta de verdad en las familias. Podemos unirnos para cuestionar cómo se resolverá la desa- parición forzada masiva de los normalistas de Ayotzinapa, pues a pesar de ser el caso que destapó mundialmente la mencionada crisis y de que la lucha de los padres y madres impidió que se diera un cierre forzado al caso, no se ha garantizado verdad y justicia: no sabemos aún que pasó a lo largo de esa noche, los responsables a todos los niveles no han sido enjuiciados y, lo más grave, no sabemos el paradero de los estudiantes. Sin duda, las y los candidatos tendrían en Ayotzinapa la gran oportunidad de demos- trar que son comprometidos en un caso que no solamente es la radiografía de un país adolorido, sino que es el ejemplo de lo que sucederá con otros casos que, con una menor exposición mediática, se replican a lo largo y ancho de la geografía mexicana. Basta recordar que el registro oficial de personas desaparecidas habla de más de 33 mil. Ni qué decir de los casos que muestran la impunidad de quienes, desde una posición de servidores públicos y en el marco de la fallida estrategia de seguridad militarizada, cometen los más graves abusos contra la población. También a cuatro años de ocurrida, no hay ninguna persona rindiendo cuentas por la eje- cución arbitraria de civiles en Tlatlaya, debido, fundamentalmente, a un trabajo defectuoso