BRUJULA CIUDADANA La reconstrucción en un marco de solidaridad | Page 59
3. C rónicas
sobre jóvenes y brigadistas
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que la ventaja de que temblara así de fuerte
era buena señal. Tendríamos 30 años más de
tranquilidad. Qué equivocados estábamos.
El segundo 19s llegó con el horroroso grito
de la “Alerta Sísmica” que quienes viven en la
CDMX conocen y temen. Esta vez no hubo
aviso temprano. Algo grande y metálico cayó,
quizás este sismo era el que tanto temíamos
encontrarnos. Salté hacia la calle, filmé el des-
alojo de unos 200 empleados de unas oficinas
de gobierno. Cuarenta segundos después
mandé el #tenemossismo y de repente una
tormenta de WhatsApp empezó a sacudir mi
Smartphone. “¿Todos bien?”, “Cuéntensen”.
Mi madre me preguntó si podía ir a ver a mi
abuela que no contestaba su teléfono.
Las líneas de fijos se habían caído; sin embar-
go, la red de datos seguía viva, la hyper-co-
nectividad de nuestras tecnologías nos
permitía comunicarnos rápidamente. Las
notificaciones de Facebook rápidamente per-
mitieron confirmar que amigos y familia se
encontraban bien. Salí corriendo hacia casa
de mi abuela.
Mi abuela estaba muy asustada, dos de sus
mesas de cristal se habían roto; le pregunté
si quería que le pusiera su oxígeno y filmé un
video pidiéndole que mandara saludos a las
primas que envié de inmediato. En menos de
dos horas logramos asegurarnos que todos
estábamos bien: los grupos de WhatsApp
permitieron lo que las líneas telefónicas no
pudieron. Ya sabíamos, por las noticias, que
se habían caído al menos 29 edificios y listas
de las direcciones ya circulaban las redes.
César y otro amigo ya habían respondido a
mi tuit; uno se iba hacia el centro de Acopio
de Jardín Pushkin en la colonia Roma Norte: