BRUJULA CIUDADANA La reconstrucción en un marco de solidaridad | Page 54
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cupulares de los hombres de negocios cerrar
su momento Odebrecht (hacer visible la activa
cultura empresarial de la corrupción para lo-
grar licitaciones, concesiones y contratos) y
abrir el libro limpio del Fideicomiso de Fuerza
México. Enrique Krauze hizo pública la nece-
sidad de una instancia de notables que evitara
el uso corrupto (entiéndase, político) de los
recursos destinados a las víctimas del sismo.
El Consejo Coordinador Empresarial creó
el fideicomiso Fuerza México con el apoyo
de Hacienda. Una ONG regiomontana exi-
gió una sola bolsa de recursos que mezclara
los públicos y privados. La Media replicó la
exigencia. El PAN y el Frente Ciudadano se
sumaron a ella. Grupos selectos de acadé-
micos y comunicadores la validaron. En una
impresionante ofensiva de ideas, capitalizaron
la desconfianza ciudadana hacia Peña Nieto,
su gobierno y el PRI hasta lograr que las ca-
bezas de la República aplaudan, faciliten y les
donen. Las elites empresariales mexicanas
ganan un round impresionante dado su largo
historial de corrupción en los negocios públi-
cos (privatizaciones, salvamentos bancarios,
de deudas en dólares, de obra pública, de
daños sociales y ambientales). Y con el gesto
sereno de la virtud, con una mano acumulan
el capital simbólico de la confianza necesaria
en una situación de crisis, mientras que, con la
otra, conjuntan el capital a secas para preparar
un Buen Fin inmobiliario. En tres décadas, le
expropiaron al Estado los bienes materiales,
ahora en un mes le expropiaron la gestión de la
“res pública” en situación de emergencia para
moldearla a su favor. ¿Alguien se da cuenta?
Renace la fractura
México, miembro de varios clubes de na-
ciones ricas, pasea y presume su calidad de
“potencia media”, porque su orden de vi-
sibilidad mediática esconde la pobreza. En
esa cultura del ocultamiento, la magnitud
social del sismo se mide, como vimos, en el
escenario -por fortuna- poco afectado de
su mayor ciudad global. Se valora a ojo de
empresario sin contabilizar los daños de los
mundos productivos, sociales y ambientales
que sólo puede afrontar una res pública sana.
Las dos naciones se consolidan en sus dife-
rencias: unas en la prosperidad de las zonas
norteñas y del centro occidente, y otras, las
del centro sur, atrapadas en la pobreza. Pero
sobre todo se volverán a fundir en un abrazo
recolonizador. El espectro de los partidos
políticos comparte este sentido común de
la cultura hegemónica.
La ventaja competitiva mexicana como marca
país, defendida a capa y espada en la actual
negociación del TLC, reside en sus brazos y
recursos naturales baratos. Ese centro-sur,
que inicia en Iztapalapa y recorre costas y alti-