Brújula Ciudadana 90
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Desde la perspectiva del proceso electoral
en su conjunto, son tres las principales con-
clusiones que se pueden extraer.
En primer lugar, pese a la pérdida de credi-
bilidad de los gobiernos priístas y del hartaz-
go ciudadano respecto a todo lo que este
partido representa, lo cierto es que el PRI
mostró que, cuando cuenta con el apoyo
gubernamental y con condiciones propicias
para llevar a cabo una estrategia masiva de
compra de votos, su maquinaria aún tiene
capacidad operativa para alcanzar resultados
favorables, sobre todo en aquellas regiones
donde la presencia de la oposición es débil.
Los casos del Estado de México y de Coahuila
son elocuentes en este sentido.
En segundo lugar, en un contexto de cre-
ciente fragmentación del voto, las alianzas
electorales son un factor clave para acceder
a la victoria. El PRI lo ha entendido así desde
hace un buen tiempo y, en consecuencia, en
los años recientes siempre ha participado alia-
do con el PVEM y, en ocasiones, con Nueva
Alianza y Encuentro Social. Esta fórmula la
repitió en las tres entidades en donde se eligió
gobernador, resultando ganador en dos de
ellas. Particularmente ilustrativo es el caso
del Estado de México, donde la abanderada
de Morena obtuvo más votos que los que
el PRI le proporcionó a Alfredo del Mazo,
de tal suerte que el triunfo de este último
se explica gracias a los votos aportados por
los partidos coaligados.
Por otro lado, cuando la oposición logró
acordar una alianza electoral, sus resulta-
dos fueron favorables, tal como lo muestran
Nayarit y Veracruz. En cambio, en Coahuila,
el PAN no contó con el apoyo de ninguna
otra fuerza partidaria, mientras que en el
Estado de México la construcción de una
alianza opositora fue imposible, ya sea de-
bido a la operación del priismo mexiquense
que convenció, al igual que hace seis años, a
Alianza Democrática Nacional (la corriente
mayoritaria del PRD en la entidad) de opo-
nerse y hacer fracasar los intentos de alianza
PAN-PRD. Asimismo, la actitud soberbia de
López Obrador, que exigió apoyo y sumisión
total e incondicional a las fuerzas de izquier-
da, impidió la conformación de una alianza
ganadora.
En tercer lugar, las prácticas irregulares y aun
ilegales fueron omnipresentes. Tanto en el
Estado de México como en Coahuila, la inje-
rencia de las autoridades locales o federales,
la compra del voto y el rebasamiento de los
topes de gastos de campaña, aunados a lo
apretado de los resultados, ya judicializaron
el proceso cuyo desenlace tendrá lugar en
las instancias del Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación.