BRUJULA CIUDADANA El PND 2019-2024 y el federalismo | Page 6
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En ese sentido, se requiere darle a cada nivel de gobierno la facultad de pro-
mover obras o políticas sociales con recursos propios. Ese es un apremio y
no será posible hablar de un cambio político significativo, si se preservan los
actuales esquemas de coordinación entre los diferentes niveles de gobierno,
pues el bienestar de la población solo se conseguirá al mejorar la interacción
de estos en el cumplimiento de su tarea de gobierno.
Se ha mencionado que el Plan Nacional de Desarrollo es una oportunidad
para redefinir el destino del país. Por ello, el gran desafío es romper la noción
de que los recursos son propiedad de las autoridades. En ese sentido, también
es urgente una cultura de la transparencia y la rendición de cuentas donde
ciudadanas y ciudadanos sepamos de dónde provienen, cómo se utilizan y
cuál es la efectividad de la aplicación de los recursos públicos.
Estamos cansados de recibir dádivas de las autori-
dades y es preciso subrayar que somos sujetos de
derechos y obligación, por lo que requerimos que
las metas, que se plantean en el Plan Nacional de
Desarrollo, estén a la altura de la expectativa de la
sociedad, que se cifra en estos momentos en deci-
siones de Estado con horizonte y visión de futuro,
incluso con la modificación de paradigmas, para
que la transformación del país que se propone no
solo termine con vicios inaceptables del quehacer
de la administración pública, sino que al amparo de
la democracia participativa se construya el futuro
nacional y no se imponga la visión de unos cuantos.