BRUJULA CIUDADANA El Ejecutivo y su curva de aprendizaje | Page 49

3) S eguridad y justicia 47 Los datos de incidencia delictiva en estos primeros días de nuevo gobierno, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), ubican a enero como el mes más violento, rompiendo récord al registrar 2,853 víctimas de homicidio doloso, así como un incremento respecto a diciembre de 2018 en los delitos de feminicidio (79 víctimas), y secuestro (166 víctimas), a esto hay que adicionar que la cifra negra se ubicó en 93% el año pasado (INEGI 2018). Es en este contexto que el nuevo gobierno ha planteado como parte de su agenda combatir la inseguridad e impunidad, lo preocupante es que las acciones parecen formar parte de una desafortunada agenda. El titular del Ejecutivo lejos de aprovechar su holgado triunfo y favorable composición política en el Congreso para realizar cam- bios sustanciales y positivos para mejorar las instituciones de seguridad y avanzar en la consolidación del sistema de justicia penal, ha mostrado una visión más bien opuesta, ponderando acciones contrarreformistas que socavan los procesos de mejora de las insti- tuciones de seguridad y justicia que iniciaron hace algunos años. Ejemplo de ello son las recientes modificaciones a la Constitución que ocuparon la agenda legislativa en estos primeros meses y que se refieren a la crea- ción de la Guardia Nacional; a la ampliación del catálogo de delitos que ameritan prisión preventiva oficiosa, o bien, la reiteración de un mecanismo politizado para el nombra- miento del Fiscal General, que pone en duda su independencia respecto del Ejecutivo, y por lo tanto la autonomía de la Fiscalía Ge- neral de la República. Las reformas a diversos artículos de la Cons- titución publicadas el pasado 26 de marzo por las que se crea la Guardia Nacional, motivaron desde su inicio suspicacia y cues- tionamientos, ambos motivados por las de- bilidades de la propuesta que evidenciaron un caprichoso proyecto hecho al vapor, y a pesar de que semanas antes de que fuera pre- sentado en el Congreso, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) había decla- rado inconstitucional una Ley de Seguridad Interior aprobada a penas en diciembre de 2017 que en lo sustantivo planteaba la mili- tarización de la seguridad pública, tal como lo hace la propuesta de la Guardia Nacional del actual presidente, quien en su campaña había prometido que regresaría a los militares a sus cuarteles, y lejos de cumplirlo elevó a rango constitucional la militarización de la seguridad pública. Si bien, no está en duda que la mayoría de corporaciones policiales encargadas de la seguridad pública presentan un problema severo de debilidad institucional, la crea- ción de una corporación militar está lejos de