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Vale la pena recordar que entre la década de los setenta y ochenta -durante las administraciones de Gustavo Díaz Ordaz ( 1964-1970 ), Luis Echeverría Álvarez ( 1970-1976 ) y José López Portillo ( 1976-1982 ) - , los responsables de la comisión de desapariciones , detenciones arbitrarias , tortura y ejecuciones extrajudiciales eran agentes del Estado . Además , las víctimas de las acciones coercitivas y del ejercicio ilegal e ilegítimo de la violencia solían estar vinculadas con movimientos sociales de oposición al régimen , eran líderes de izquierda y , en algunos casos , personas totalmente ajenas a la lucha armada o protesta . Según el informe realizado por la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado ( Femospp ), quienes eran detenidos arbitrariamente y , posteriormente , desaparecidos forzadamente con la finalidad de contener la insurrección popular eran presuntos simpatizantes de la guerrilla , sus familiares , personas del campo que no contaban con la contraseña de pase que a diario cambiaba , es decir , cualquiera que tuviera pinta de sospechoso .
¿ Cuándo comenzó a cambiar el patrón cualitativo de las desapariciones ?
Conforme al planteamiento de diversos especialistas , las primeras desapariciones que pueden considerarse ajenas al paradigma de la Guerra Sucia debido a que fueron perpetradas por grupos de la delincuencia organizada , son las de los agentes judiciales Rubén Díaz Moreno , Julio César Calvo Barrasa y Juan Gabriel Huerta Beltrán que ocurrieron el 5 de diciembre de 2000 en Tijuana , Baja California . Estos casos son emblemáticos , debido a que a partir de ellos se aprecia la apropiación de las desapariciones como resultado de las enseñanzas de algunos generales , sometidos y condenados por la propia justicia militar que lograron vincular las prácticas represivas de la Guerra Sucia con el narcotráfico .
Justamente , este fue el parteaguas para que dejara de existir un perfil de víctima , ya que cualquiera puede ser desaparecido debido a que esta práctica -que solo le pertenecía al Estado- se convirtió en “ una práctica criminal , una práctica de los negocios , de la conveniencia de la ilegalidad , de la impunidad manifiesta o de la concertación entre las agencias de seguridad estatal y las bandas de criminales ” 10 .
En este sentido , el vaciamiento ideológico de las desapariciones y la trivialidad que han adquirido tanto para los grupos delincuenciales
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Roberto González Villarreal ( 2012 ). Historia de la desaparición . Nacimiento de una tecnología . Editorial Terracota : México , p . 91 .