Estuvieron ahí dos días para aprovisionarse y descansar en un bar, John, kelvin, Savi y Lock estaban sentados en una mesa con una jarra de cerveza hablando de su último trabajo.
_ Y si este viaje termina como el otro que tuvimos, pregunta John
¬_Tal vez, estuve revisando la carga y hay un contenedor con el doble de oro de la última vez, respondió Lock
¬_ Juraría que el hundimiento de aquel barco fue ocasionado, no en un accidente, y los buzos que mandaron a rescatar la carga no encontraron ni el oro ni el diamante y si tal vez… agregó Kelvin
_ ¡muchachos! Hora de partir qué esperan y traigan el barril que tengo mucha sed, señaló John
_Amigo, siempre tienes sed, no te basto con las 3 jarras de vino que te tomaste, irónicamente agregó Lock
_ Órdenes del capitán; ese soy yo jaja, riendo Jack
_Veremos, que aún nos queda mucho viaje, concluye John.
Los protagonistas despertaron con el sonido fuerte del claxon, marineros con resaca aturdidos y confundidos empezaron sus actividades laborales, mientras tanto un ingeniero cualquiera se percató que algo se movía en la zona oscura del barco, digo buque de carga, se acercó al contenedor con la puerta semiabierta y quedo horrorizado por lo que había visto, acudió inmediatamente al capitán. Jack llamó a sus amigos y les conto sobre el cuerpo colgado en el contenedor con un corte de lado a lado en el cuello, los llevo allí.
Ellos se quedaron sin palabras al ver a Kelvin, muerto, Jack les dio un día libre para despedirse de su amigo y lo dejaron en un ataúd que encontraron casualmente en uno de los contenedores aleatorios. Ese día llovió, un día muy oscuro y con fuertes tormentas.
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2017 n°2