Boletín La Brújula | Page 3

Manuel Torres Reddersen

Pdte. Juventud PPD Chillán y Ex Presidente Federación UPV

"Mucho joven para tan poco INJUV", publicado en El Quinto Poder

El Instituto Nacional de la Juventud se funda en 1991 como un servicio público que tiene como principal misión planificar políticas en asuntos juveniles, entre otras funciones relacionadas. Han pasado veintidós largos años desde su creación y, para ser honestos, no es el tema principal en las conversaciones de los jóvenes del Chile actual, ni mucho menos un referente para ellos.

Hoy la juventud mira al INJUV como una institución lejana, muchos ni siquiera saben que existe o qué competencias tiene. Salvo por campañas puntuales, el Instituto Nacional de la Juventud es un organismo que opera desconectado de los líderes u organizaciones estudiantiles y es el gran ausente en situaciones donde debería proteger o fomentar la defensa de los derechos de los jóvenes.

Se ha argumentado que elevar al rango de Subsecretaría a este servicio sería la solución a su falta de recursos y protagonismo. No cabe duda que los jóvenes merecen una institucionalidad más fuerte, pero no olvidemos al SERNAM, este servicio, desde una posición muy parecida y bajo gobiernos de distinto signo, ha logrado ponerse del lado de las mujeres de forma decidida y es reconocido como un actor válido en la planificación de políticas y campañas orientadas a los derechos de la mujer.

¿Qué pasa entonces con el INJUV? ¿Qué elementos de esta institución podemos reconocer hoy y cuáles son sus debilidades?

La Tarjeta Joven

Casi un ícono del Instituto Nacional de la Juventud durante los años 90s, muchos la poseían sin conocer su funcionamiento. Una pequeña encuesta en mi núcleo cercano me dice que por esos años era muy difícil para un joven poseer una “tarjeta real”, más allá del pase escolar que incluyera su nombre y Rut, por lo que muchos la solicitaron solo para contar con otro documento oficial propio, aunque nunca supieron para que servía.

Hoy la Tarjeta Joven del INJUV sigue operando como tarjeta de descuentos en el comercio, los cuales no siempre son reconocidos por los locatarios al momento de solicitarse. En mi opinión, un documento de este tipo no solo debe servir para tener un 20% de descuento en una depilación, sino que también debe promover de manera efectiva la movilidad y el acceso de los jóvenes a la cultura.

Para aumentar la cobertura e impacto de esta, propongo traspasar todos los “beneficios” de la Tarjeta Joven del INJUV a la TNE de la JUNAEB, así las alianzas del INJUV llegarían a muchas más personas que no tendrían necesidad de acudir a una segunda institución en busca de otro documento. La Tarjeta Joven solo sería necesaria para aquellas personas menores de 29 años que no se encuentren estudiando, nos ahorraríamos mucho dinero en plástico y acercaríamos el INJUV a los jóvenes.

El COREJUV

Organismo consultivo que aconseja a las direcciones regionales de la institución, donde los “líderes regionales de la juventud” deberían estar representados. Para ser parte de él hay que tener menos de 29 años, liderar una organización sin fines de lucro o el ala juvenil de algún partido político. Según el artículo 10 de las Bases administrativas especiales del Consejo Regional de Juventud, la democrática y transparente selección de los miembros del Consejo queda en manos de un representante de la Intendencia y dos representantes de la sociedad civil seleccionados por el Director Regional del Injuv. En palabras simples, esto quiere decir que el gobierno de turno tiene la posibilidad de seleccionar a quienes estarán sentados en un consejo representando a la juventud de toda una región por un año, en una elección extraña que más bien parece la postulación a un trabajo que la búsqueda de representación.

El INJUV, al igual que muchas oficinas municipales de asuntos juveniles, debe democratizarse y dejar de subestimar a los jóvenes. Es frustrante ver que instituciones públicas funcionan como productoras de eventos en vez de ser instancias donde se discutan temas trascendentes y contingentes relacionados con la juventud. Hay que avanzar en un nuevo mecanismo de selección para los miembros del COREJUV que incluya de manera directa a dirigentes estudiantiles secundarios, universitarios, scout y de las diversas áreas donde se asocia la juventud. Además, debe entregársele cierto poder resolutivo y fiscalizador si realmente nos creemos el discurso que dice que hay que empoderar a la sociedad civil.

Reconectar al INJUV con los jóvenes

El INJUV necesita urgentemente un cambio de enfoque como servicio, es necesario adecuar sus canales de participación, la forma en la que se comunica con la ciudadanía y su rol en el debate público. Hay que reconectarlo con la juventud, que según el último censo es el grupo etario más importante en términos de cantidad.

Para ser justo, destaco el taller denominado Escuela de Ciudadanía que se aplica en algunas comunas del país, pero soy un convencido que la Educación Cívica debe ser incorporada por el MINEDUC al proyecto educativo nacional. Los jóvenes necesitamos un servicio que vele por nuestros intereses. Faltan espacios para el debate sobre temas contingentes y campañas más directas acorde a los temas que nos interesan. Se me ocurre también la creación de un Observatorio Legislativo dentro del INJUV que proponga, y que esté atento, a como las leyes promulgadas o por promulgar afectan a la juventud de nuestro país.

Necesitamos una institución que se gane la confianza de la juventud, de puertas abiertas y acorde a los nuevos tiempos. Donde se fomente en serio la igualdad, la participación y la integración de estos. En los tiempos que corren, urge un espacio donde podamos acudir cuando creamos que nuestros derechos como jóvenes están siendo vulnerados.

Hacia la buena sociedad

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