Boletín Konecta-T Edición Junio Edición Junio | Page 13

Siendo guiados por su Espíritu    El apóstol Pablo escribe: "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios" (Rom 8, 14). Varios pasajes refieren que el Espíritu Santo atestigua directamente a nuestros espíritus (Rom 8: 15-17; 8: 26-27; 9: 1), no solo a través de la Palabra (2 Ped 1: 20-21; 2 Tim 3: 16- 17) - no deberíamos dudar en considerar que el Espíritu Santo dirige nuestras vidas de maneras más específicas, y que esto es parte de lo que significa ser "guiados por el Espíritu".  La palabra asume, por supuesto, que nos estamos saturando en ella, leyéndola, estudiándola, memorizándola y meditándola. Cuando nos enfrentamos a situaciones en las que no sabemos qué hacer, las Escrituras nos dicen que podemos pedir un aumento de la sabiduría: Dios promete dárnoslo cuando lo solicitemos con fe (Stg 1: 5-6). El Espíritu Santo nos mueve en nuestro espíritu a medida que avanzamos en las decisiones de la vida, ya sean decisiones pequeñas o importantes. También se debe notar que Pablo d ice que todos los hijos de Dios son "guiados por el Espíritu", no solo algunos de ellos. Los hijos de Dios están   seguros en Él incluso cuando no son tan receptivos u obedientes a Su dirección como deberían ser.  El cristiano que descuida las disciplinas espirituales, sin embargo, invariablemente tendrá dudas sobre su salvación, porque es indiferente a Dios y a las cosas de Dios. Por cierto, Satanás (el gran acusador de los hermanos) siempre está listo para aprovechar nuestras circunstancias y sembrar semillas de incertidumbre en nuestras mentes. Así como nuestras mentes finitas no pueden comprender por completo cómo nos guía el Espíritu, tampoco podemos comprender completamente ninguna de las obras sobrenaturales de Dios. Sin embargo, sabemos que nuestro Padre celestial no impone Su voluntad sobre nosotros, sino que busca nuestra sumisa obediencia. Es cuando somos genuinamente sumisos a Él que nuestro Señor sobrenaturalmente reforma y redirige nuestra voluntad en conformidad voluntaria con la suya. Cuando el Espíritu nos guía, lo hace haciéndonos sensibles a los problemas y situaciones, lo que hace que nos animemos a realizar algún tipo de acción. 12