El caso de China Muerta
Con nostalgia recordamos los incendios ocurridos en China Muerta hace ya dos años. Un daño ecológico de pérdidas innumerables, fauna y bosque nativo afectados en 22 días de un devastador incendio que conllevó un intenso trabajo por parte de Conaf y profesionales provenientes de Uruguay y Argentina.
Se estima que recuperar la flora y el ecosistema de China Muerta, sin intervención humana, demoraría de 300 a 400 años. En el caso de los árboles nativos, demorarán en promedio 50 años en tener nuevamente un aspecto boscoso. Esto implica que tendrán que pasar generaciones para ver los resultados.
Cuando hablamos de incendios forestales de esta magnitud, no es solo la perdida de bosque nativo la que está en juego. Especies de reptiles, mamíferos, aves, insectos, plantas, hongos, bacterias sufren la devastación de estos incendios, aumentando el daño a pérdidas innumerables. Los bosques son importantes proveedores de ecosistemas, recurso y energía, y el daño se vuelve irreparable.
Frente a la devastación de esta área quemada por los incendios, se hace necesario llevar a cabo acciones concretas que reviertan y ayuden a la preservación y restauración del patrimonio silvestre. Es por ello que el Gobierno Regional de la Araucanía en julio del año pasado anunció la destinación de $ 5.900 millones para la ejecución de un programa que busca recuperar las áreas silvestres que fueron afectadas en los parques nacionales Conguillio, Tolhuaca, y de las reservas de Malleco y China Muerta.
Además, la Corporación Nacional Forestal de La Araucanía emitió un Plan de Restauración de la Reserva Nacional China Muerta, que incluye el establecimiento de una línea de base cartográfica, la recolección de semillas de especies nativas, lo que dará vida a un banco de germoplasma. Además del control de erosión a través del levantamiento de 390 metros cuadrados de empalizadas y ordenamiento de madera.
Registros fotográficos año 2015. Sector Conguillío- China Muerta