DN
¿Ética en las empresas?
Usualmente al hablar de ética y negocios parecen
ser dos conceptos que no combinan y ha existido
a lo largo de la historia gerencial una clara tensión
entre ambos términos. Para los que entienden ÉTICA
empresarial, la ética con mayúscula, las empresas
son entes que buscan única y solamente utilidades
a costa de lo que sea y pasando por encima de
quien sea. Por otro lado a los que entienden ética
EMPRESARIAL, empresarial con mayúscula, las
empresas solamente deben elaborar “principios”
para autojustificar sus propias malas prácticas.
En realidad la ética empresarial debe mirarse como
un concepto más amplio que sea un factor que
contribuya al desarrollo no solo de las empresas,
sino de la sociedad en su conjunto. Es un término
que se incorpora apenas en los años sesenta en
respuesta a grupos ecologistas y de consumidores
organizados. Y es hasta 1985 que se incorpora
como una disciplina o especialidad en las escuelas
de negocios.
La ética empresarial en el mundo actual surge de
la necesidad de legitimar a las empresas ante la
sociedad. Una empresa que no esté legitimada ante
la misma seguramente desaparecerá en el largo
plazo. De ahí que los temas que aborda la ética
empresarial y su razón de ser son:
1.
La crisis de confianza, que tienen las
empresas hoy en día ante la sociedad
2.
La demanda de una mejor calidad de vida
tanto interna como externa a la empresa
3.
La necesidad de directivos que no solo
piensen en el beneficio económico o en los
propietarios de las empresas.
7
4.
El reconocimiento del poder de las empresas
para regular y articular públicamente su actuación.
5.
El peso que tiene la opinión pública y la
sociedad civil en las sociedades actuales.
6.
La complejidad empresarial de no solo
pensar en el corto plazo, sino también en largo
plazo.
Por todas estas razones es por lo que la ética no
debe verse solamente desde una perspectiva o
saber ético. Una empresa no será ética por el simple
hecho de tener una fundación que dona millones de
pesos a causas nobles (labor meritoria) si al mismo
tiempo explota a sus trabajadores con jornadas
extenuantes o bien, no explota a sus trabajadores
pero tiene una cultura al interior de la misma de
corrupción.
De ahí que las empresas deben tener prácticas en
tres direcciones: la responsabilidad social de la
empresa con su mundo exterior (medio ambiente,
apoyo a grupos desfavorecidos, etc.), la generación
de una identidad (moral convencional) que educa
y canaliza el desarrollo humano para el logro de
objetivos legítimos al interior de la empresa, y
una ética de la humanidad que afirma la dignidad
de las personas y es congruente con los derechos
humanos en una sociedad plural.
Por ello un modelo completo de ética empresarial
que puede ser articulado en las empresas y que va
más allá de la responsabilidad social corporativa, es
el que se muestra en el siguiente diagrama: