BOLETÍN INTERNACIONALIZACIÓN DE LA CÁMARA DE COMERCIO DE ESPAÑA_julio 2025 Julio 2025 | Page 12

La percepción del ciclo económico global ha experimentado un cambio significativo en el segundo trimestre del año. El anuncio de la nueva agenda arancelaria de Trump a mediados de marzo— que tuvo su máxima expresión el 2 de abril, evento que fue bautizado por el propio presidente como Liberation Day— elevó la incertidumbre financiera, política, económica y comercial, lo que desencadenó una oleada de revisiones macroeconómicas a la baja. La posibilidad de que EE. UU. impusiera los aranceles más elevados en el último siglo( un 55 % en media), con especial énfasis en China, deterioró las expectativas globales y la confianza de los mercados internacionales. La escalada arancelaria fue rápida y de gran magnitud: en menos de un mes, ambas potencias aplicaban gravámenes que superaban el 100 % en sectores clave como automoción, tecnología o bienes de equipo. No obstante, el tono se ha suavizado a finales del trimestre, con la firma de una tregua comercial con la UE y un principio de acuerdo con China, pero la incertidumbre ya ha generado efectos visibles y amenaza con incidir particularmente en las decisiones de inversión. A lo que se añade que el escenario al que finalmente se llegue situará el nivel medio arancelario en cotas superiores al anterior statu quo.
Los principales organismos— FMI, OCDE, BCE— han revisado a la baja sus previsiones para 2025, reflejando el efecto negativo de las tensiones comerciales en la inversión y el comercio global. A pesar del mejor comportamiento reciente de los mercados de renta variable— especialmente en EE. UU.—, el daño sobre las expectativas se mantiene. Las bolsas han recogido el alivio diplomático, pero no un cambio de fondo en los riesgos cíclicos. En este contexto, el dólar estadounidense se ha depreciado frente al euro, situándose en torno a 1,15 USD / EUR. Paralelamente, los activos europeos han mostrado un mejor comportamiento relativo, impulsados por factores como el aumento del gasto en defensa, la coordinación en la respuesta de la Unión Europea al reto arancelario de Trump y un entorno inflacionista más controlado, lo que ha permitido a los bancos centrales europeos mantener políticas monetarias acomodaticias.
La narrativa de una recuperación sincronizada y duradera ha quedado superada por un entorno más fragmentado y con menor visibilidad. La economía estadounidense, ahora en el foco del riesgo arancelario, ha perdido momentum relativo frente a la zona euro, que se percibe menos expuesta y respaldada por un nuevo impulso fiscal ligado al aumento del gasto en defensa y seguridad.
El entorno geopolítico que, lejos de estabilizarse, añade presión adicional. La guerra en Ucrania se prolonga y obliga a mantener el esfuerzo fiscal en defensa en el bloque europeo. Al mismo tiempo, el conflicto entre Irán e Israel, con la participación activa de EE. UU., ha incrementado aún más la tensión en Oriente Próximo, con implicaciones potenciales sobre los precios energéticos, los flujos comerciales y la seguridad regional, reforzando la percepción de que el crecimiento global convivirá con mayores exigencias fiscales, más volatilidad financiera y una menor coordinación internacional.
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