así han nombrado los extranjeros a estas existen-
cias, muy parecido, dicen al cielo, la tierra y el in-
fierno cristiano. Tal vez sí… tal vez no.
Pero esta forma de entender la cosmovisión an-
dina: el mundo de arriba, el mundo de aquí y el
mundo de abajo, ha sido muy didáctica en primera
instancia para intentar comprender su misterio y
que no son más que formas de una misma existen-
cia. Por eso el látigo del Huacón llega a estos tres
mundos haciendo cumplir el equilibrio, mientras el
cóndor (Kon) saluda a mama Quilla y tayta Inti, to-
dos ellos parte de un orden más metafísico y celes-
tial.
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