Había una vez, hace mucho tiempo en pleno invierno, un Rey llamado Pepe que tenía una bella esposa, los 2 deseaban una hija tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre, y tan negra como la madera de ébano.
Ellos vivían en un pequeño pueblo, cerca del hemisferio central y a 2 grados del sur este, en una pequeña casita del árbol en donde se refugiaron toda su vida, ya que siempre se han querido mantener lo más humilde posible. Al enterarse de que tendrían una hija, ellos estaban más felices que nunca, ya que aunque no lo tenían todo, nunca les faltó nada.
Llegó el día de su nacimiento y todo parecía bien, la nombraron Blanca Flor de las Nieves, ya que su blanca piel, su negro cabello y sus rojas mejillas eran tan bellas como una flor. Pero una tragedia sucedió, la reina llegó a su fin, y se despidió de éste mundo... Ella había fallecido.
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