Blablerías N°9 - Enero 2014 | Page 5

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Desde una jaula

por Vivi García

vivitecuenta.blogspot.com

           Entré a un vivero para comprar un regalo. Ante tanta belleza verde, me sorprendieron, con desagrado, las aves que estaban a la venta. Pero mi mirada se detuvo en un loro, bastante grande: su jaula no era pequeña, pero era una jaula. ¡Qué destino! A lo mejor, nació en una selva, con árboles, con otros animales, olores, colores intensos, y terminó enjaulado en el barrio de Floresta.

Entonces me pregunté: ¿para qué alguien querrá tener en su casa un loro?, ¿para enseñarle a decir “rica la papa de Pedrito”?, ¿para tener un adorno original y mostrárselo a los amigos?

¿Cuándo comenzó la extraña necesidad del humano de encerrar a los peces en cajas de vidrio, a las iguanas en departamentos, a las tortugas y a los hamsters en peceras?

¿En qué momento, y desde qué oscuro lugar de su mente, sale del hombre la urgencia de privar de la libertad a otro ser vivo?

Seguramente la Psicología, la Antropología, la Historia, la Sociología, tendrán respuestas. Yo, mirándo al pobre lorito a través de los barrotes, no encontraba ninguna.

Al salir del local con una hermosa planta de hojas verdes con pintitas blancas, metí en el bolsillo el vuelto y mis ganas de abrir todas las jaulas. También me guardé las ganas de preguntarle al vendedor por qué no vendía sólo plantas.

Pero fui cobarde porque temí discusiones atravesadas otrora en situaciones similares y callé.

Desde una jaula ubicada cerca de una ventana, un loro miraba pasar el tren.

Miradas