Como he mencionado desde
que inicie a narrar esta linda
bitácora de mi vida, mis
padres fueron ese apoyo
incondicional, éramos una
familia perfecta en medio de
la imperfección que como
seres
humanos
tenemos
inherente, en ocasiones se
presentaban
muchas
dificultades, dificultades que
toda familia experimenta y
tiene en su cotidianidad, en la
actualidad rescato que mis
padres muchos aspectos que
me gustaría rescatar para mi
labor como madre de familia,
algunos de estos se centran en
el ejemplo, a enseñar a
ganarse todo por mérito y el
valor de cada cosa, a apoyar a
los miembros de mi familia
para que cada día sean
mejores y logren superar sus
dificultades,
además
que
nunca es tarde para ser
alguien en la vida, a ser
responsable de mis actos y
consecuente con lo digo,
ganarme el respeto que
merezco sin que me tengan
miedo, quiero que cuando mis
hijos estén grandes me
recuerden con amor, como esa
figura que mezcla la autoridad
con la dulzura fraternal. Pero
además de todo lo anterior
que es positivo y que recuerdo
como esos aspectos que quiero
practicar para forjar en mis
hijos ciudadanos de bien,
recuerdo que mis padres
nunca se interesaron por
explotar
mis
grandes
habilidades, ni ocupar mi
tiempo libre en actividades
extracurriculares
que
contribuyen a que los niños y
las
niñas
desarrollen,
fortalezcan y potencien sus
capacidades y por ende
cuando grandes amen un arte
y lo practiquen, porque siento
que la adolescencia y en mi
juventud me hizo falta eso,
interesarme por algo, saber
más allá de lo que todo el
mundo sabe, ocupar mi tiempo
libre para no tener tiempo de
pensar en otras cosas que
dañan y contaminan el ser
humano. No quisiera repetir
sucesos donde se reemplazó el
tiempo de calidad por ropa de
marca, tenis caros y plata en
la billetera, porque la plata y