construido, el llanto fue constante, pero Yohan siempre estuvo
ahí, la pie del cañón apoyándola, dándole su voz de aliento, al
igual que para él era difícil, ambos era demasiado jóvenes.
Laura con 18 y Yohan con 20 años. Recibir esta noticia fue algo
muy traumático para ellos, la familia de yohan fue quien
primero se dio cuenta de la noticia, fue duro sobre todo para
su papá, quien siempre soñó que su hijo formara una familia, se
casara y de ahí vinieran las bendiciones, pero pronto el apoyo
fue innumerable. Se llegó el día de su grado como docentes y
todo eran preparativos, Laura andaba un poco pensativa,
preocupada, no sabía cómo contarle a su mamá que estaba
embarazada, pero tampoco quería dañar la fiesta y dejar de
sentirse orgullosa por su logro, por ello asistió a la graduación
muy bonita, bien maquillada. Todo el mundo sabía lo que le
pasaba, menos su mamá, cuando dijeron su nombre ella ingreso
al salón, cruzo por la alfombra roja y todos los asistentes al
evento se fijaron solo en su estómago, ella sentía muchos
murmullos y comentarios, pero el rostro de su madre expresaba
orgullo y Laura no podía romper esa felicidad.
Llego el mes más feliz del año, la navidad, una época donde se
disfruta en familia, la madre de Laura estaba de vacaciones y
hacia planes de irse a vivir con sus dos hijos a la ciudad donde
según ella está el progreso y pronto Laura conseguiría un
trabajo como profesora; aún no se atrevían a dar la noticia,
aunque Yohan siempre fue insistente en contarle con el fin de
minimizar su sufrimiento. Todas las noches se la pasaba en vela,
llorando, sin saber que decir, como actuar, como vestirse, que
comer. Pasaron los meses y cuando estaba a punto de cumplir
su quinto mes de gestación, una pregunta y una respuesta
contundente irrumpió la paz y la tranquilidad de la casa:
¿Laura, yo porque veo las mismas toallas higiénicas en el baño?,
respuesta: ma, es que yo estoy embarazada, el sentimiento de
culpa reino en la habitación, todo fue lágrimas, tristeza, un