Aquí conocí a una comunidad pequeña que se ayuda entre ella y que, a pesar de ser una isla, no está aislada ni alejada del resto del mundo.
Este es un lugar increíble donde llegan y convergen muchas nacionalidades. Esta particularidad me ha permitido ampliar mis conocimientos y cambiar mi forma de pensar.
Entre lo bueno y lo malo de vivir fuera de mi país, hay grandes enseñanzas que ayudan a ser más fuerte, a ver mejor tu camino y tener más claro tu destino; a valorar quién eres, de dónde eres, a apreciar nuestra cultura y tradiciones y especialmente a sentir la alegría tan grande de compartirla con quienes no la conocen.
En Gran Canaria, he vivido 13 años en Teror, otros más en San Lorenzo y en Las Palmas.
He emprendido negocios que me permitieron vivir sin solicitar ayudas oficiales, he trabajado como teleoperadora y ahora estoy en el sector de la hostelería.
En todo este tiempo, he mantenido el contacto con mi país de origen y llevo casi 20 años -junto con otros venezolanos- enviando ayuda a mi país.
Me vine a estudiar y a “echar pa`lante” y aquí estoy…ahora soy una canariona. Por eso me siento una BIENHALLADA