BienHallados - España Noviembre 2023 | Page 21

Corresponsalía Italia

BienHallados - Página 21

Giuglia Sironi es hija de músicos. Por la parte paterna, fluye la ópera, los clásicos y la tarantella. En la materna, encontramos el golpe tocuyano, los sones, el joropo...

 

La fusión de todos esos géneros musicales, la condujo a enamorarse del flamenco, porque como género cubre todo todos los sonidos que le apasionan.

 

En su Barquisimeto natal, en Venezuela, acostumbrada a frecuentar actividades culturales, allí se enamoró del flamenco e inició el aprendizaje de esta danza con Antonio López, en la Academia Sacromonte para luego continuar con otro grupo: el Mirabrás.

 

 

Ella es licenciada en Educación, pero el flamenco nunca lo dejó de lado en Blanes, Cataluña, España, zona donde vive y baila ante la sorpresa de muchos catalanes.

Con la confianza en sí misma, en su formación y en lo que había aprendido en Barquisimeto, empezó a dar clases de flamenco y a presentarse en eventos públicos.

 

Cuando la gente la veía bailar, maginaban que era andaluza, jamás de Venezuela, hasta que la escuchaban hablar.

 

Muchas veces le comentaron lo bien que lo hacía y que no se imaginaban que era de otra nacionalidad.

 

“Desde que llegué a Blanes en Cataluña,  el flamenco me ha ayudado a romper barreras. Fue difícil al comienzo, pero en la medida que demuestras lo que haces, si es bueno, te lo reconocen y hasta te “arropan”.

  

Ella es licenciada en Educación, pero el flamenco nunca lo dejó de lado en Blanes, Cataluña, España, zona donde vive y baila ante la sorpresa de muchos catalanes. Con la confianza en sí misma, en su formación y en lo que había aprendido en Barquisimeto, empezó a dar clases de flamenco y a presentarse en eventos públicos.

 

Cuando la gente la veía bailar, maginaban que era andaluza, jamás de Venezuela, hasta que la escuchaban hablar.

 

Muchas veces le comentaron lo bien que lo hacía y que no se imaginaban que era de otra nacionalidad.

 

“Desde que llegué a Blanes en Cataluña, el flamenco me ha ayudado a romper barreras. Fue difícil al comienzo, pero en la medida que demuestras lo que haces, si es bueno, te lo reconocen y hasta te “arropan”. Una vez, en una fiesta de la Virgen del Rocío, bailé flamenco y al concluir el espectáculo, se me acercó un señor mayor, andaluz, un coplero y me regaló el cordón que tenía en su cuello, con la imagen de la Virgen del Rocío, por haber expresado todo lo que significa el flamenco”, recuerda.

 

Y complementa su idea:  “Tal vez ese coplero entendió a cabalidad las emociones que fluyen en mi cuando bailo flamenco, que son todas, como la alegría, la tristeza, la rabia, el amor, la ansiedad y la paciencia, entre otras. Dreno todo en cada movimiento, me llena, me dejo llevar, y me hace sentir libre”.